La ingesta de estos productos permite bajar de peso, ganar masa muscular, reducir la glucosa, entre otros beneficios. La oferta en el mercado es mayor en los últimos dos años. Redacción Sociedad El aroma del anís se confunde con el de la canela. Hay una variedad de olores en El Paraíso de las Especias, ubicado en el centro de Guayaquil. Las semillas no aguzan los sentidos como el anterior producto. Las guardan en recipientes de vidrio: hay chía, quinua, ajonjolí, girasol, lino o linaza, amaranto y calabaza.
Desde hace dos años, según consultó este Diario en tiendas y mercados, los consumidores se interesan más en adquirirlas. Carlos Tapia, dueño de El Paraíso de la Especias, recuerda que años atrás fue el “boom” de la linaza hasta que apareció la chía.“La descubrí en una barra de granola. Empezaron a ligarla con la energía y la proteína. Eso ha hecho que se mantenga como uno de los productos más apetecidos y con mayor demanda”. El precio de la libra, por la mayor demanda, pasó de $ 20 a $4. Incluso, en los centros naturales ya se expenden laxantes con chía.
Los beneficios
Andrea Villamar, nutricionista dietética del Hospital Teodoro Maldonado Carbo, explica que las semillas tienen aportes nutricionales. Asegura que son un complemento en la alimentación de niños y adultos. La chía, linaza, cáñamo, almendras y nueces, por su alto aporte calórico, están dentro del grupo de alimentos de grasas buenas. “Mis pacientes cuentan que han obtenido buenos resultados”. Tapia asegura que sirven para bajar de peso y para deportistas.
Mientras Éricka Marchán, nutricionista del Hospital Universitario, explica que la chía, el sésamo o ajonjolí y la calabaza tienen la particularidad de aportar altas cantidades de fibra, antioxidantes minerales, calcio y ácidos grasos omega 3. “La fibra proporciona mayor saciedad, por eso se aconseja comerlas como un acompañante. Por ejemplo agregarlas en un yogur con frutas”. La chía -opina- es una de las que más se consumen.
Según Villamar, una cucharada de chía aporta 70 calorías (el 55% es de grasas buenas). En cantidades pequeñas es excelente, porque la fibra “ayuda al sistema digestivo a evitar el estreñimiento y controla el apetito”. También da brillo a la piel por el omega 3 e incide en el sistema nervioso central.
El aporte de la linaza y la quinua se centra en las proteínas de tipo vegetal. La segunda es una opción excelente para los vegetarianos y para los intolerantes a la lactosa. Todas las semillas -coinciden los expertos- aportan calcio y ayudan a prevenir la osteoporosis.
El amaranto, comenta Tapia, es casi “primo hermano” de la quinua y contribuye a ganar masa muscular. “También bajar niveles de glucosa en la sangre. El mismo efecto del alpiste”. Otro de los beneficios que Villamar destaca de todas las semillas es su propiedad como antioxidante que permite prevenir la oxidación celular “a lo que estamos expuestos no solo por las comidas chatarras sino también por el estrés y la contaminación ambiental que nos hace llenar de radicales libres”.
Dosis
La nutricionista Iara Armijos recomienda no abusar del consumo, ni comerlas como si fuesen cereal o granola, porque es un aporte extra que se da a los alimentos. “La chía tiene que remojarse 5 o 10 minutos, de lo contrario puede causar problemas gastrointestinales, más si sufre de colitis o enfermedades del aparato digestivo”.
Marchán aconseja comer de 25 a 30 gramos por día y que se lo haga 2 a 3 veces en la semana. “Hay que tener cuidado. Los residuos pueden ocasionar daños en el tracto intestinal. Es importante siempre acompañarla con líquidos. El exceso de semillas genera aumento de peso por la elevada cantidad de grasa”.
Villamar alerta que en personas con hipertensión o hipotensión su ingesta debe ser moderada. En Ecuador se cultivan 2 mil hectáreas (ha) de quinua al año. El Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca (Magap) cuantifica que la producción total es de 1.400 toneladas métricas. Precisamente, desde esta semana hasta el lunes se expondrá sobre las bondades de las semillas en el Centro de Convenciones de Guayaquil.

Fuente: El Telégrafo | ElProductor.com

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