El río Daule, la fuente de la que dependen Guayaquil y otros 30 cantones desde su origen hasta su unión con el Guayas, sigue dando señales de alerta sobre su situación.

En el marco del seminario taller ‘Hacia la gestión sostenible de la cuenca y del estuario del río Guayas’, realizado esta semana en la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol), expertos nacionales e internacionales expusieron, desde diversas perspectivas, los problemas que enfrenta esta región.

Uno de los temas tratados fue el debilitamiento del caudal del Daule y la pérdida de fauna.

En las ponencias se resaltó que aunque existe contaminación y problemas de sedimentación, todavía hay tiempo para la prevención y restauración.

A 45 kilómetros de Guayaquil está el cantón Daule, hogar de 120 mil habitantes dedicados principalmente a la agricultura, ganadería y pesca.

Aquí, un motor de la economía es el río del que toma su nombre. Este permite que el cultivo de arroz y la captura de peces de agua dulce continúen siendo las actividades que sostienen a la población, pero desde hace algunos años, los residentes perciben que la fauna se está reduciendo, lo que repercute en la economía del sector.

Uno de los testigos de ello es Carlos Bonilla, quien los fines de semana labora en el complejo turístico ‘La Playita’, transportando turistas en su lancha, pero de lunes a viernes se dedica a la pesca. “Yo pesco la tilapia, pero es un poco escaso el pescado, antes había más”, se lamenta.

Así coincide Jorge Merchán, vendedor ubicado en el Mercado de Mariscos de Daule. Él señala que de todas las especies de peces que habitan en el río, el número de bocachicos es el que más se ha reducido. “Es por las represas que han hecho ahorita; antes venían los caudales más fuertes”, indica, aunque asegura que en invierno el número se incrementa.

Esta situación es real y tiene una razón, señala David Matamoros, decano de la facultad de Ingeniería en Ciencias de la Tierra (FICT) de la Espol.

Lo que altera el número de miembros de estas especies es el impacto que tienen las obras hidráulicas que influyen en el río Daule, en el caudal ecológico, que es la cantidad de agua que pasa en un punto determinado por unidad de tiempo. “Para que (el bocachico) tenga una vida sustentable como especie, debería tener un mínimo caudal de 500 metros cúbicos por segundo”, explica.

Y agrega que a partir del funcionamiento de la Represa Daule-Peripa, en 1987, el caudal mínimo es de solo 150 metros cúbicos por segundo.

Asimismo, señala que en invierno hay bastante agua en toda la cuenca, pero que de julio a octubre esta se seca, con excepción de algunos ríos, y que por ese motivo se justifican las obras hidráulicas.

Sin embargo, explica que los efectos de los impactos ambientales y del cambio climático deben tomarse en cuenta de forma sinérgica para el desarrollo de nuevas obras. “Qué va a pasar si yo comienzo a hacer obras hidráulicas con la esperanza de que va a llover siempre y resulta que después de 50 o 100 años deja de llover. Eso no es responsable hasta cierto punto”, comenta.

El agua de la Represa Daule-Peripa es aprovechada para la generación hidroeléctrica, uso doméstico e industrial, control de inundaciones y riego.

Según el Instituto Nacional de Pesca (INP), los principales recursos pesqueros del Daule son: tilapia, langosta de agua dulce, dica, guanchiche, vieja, dama, bocachico y bagre ciego.

Los explotan cerca de 250 pescadores artesanales, que utilizan aproximadamente 20 sitios de desembarque distribuidos en las riberas del embalse Daule-Peripa.

No es la primera vez que la cuenca del Guayas es objeto de análisis. EXPRESO ha publicado trabajos de otras entidades al respecto, como los de la Espol y la Universidad Agraria.

La población de los cantones ubicados en la cuenca del Guayas comprende el 40 % del total a nivel nacional. Así lo indica el sociólogo Roberto Sáenz, citando datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC).

De acuerdo a esto, analizó la relación de la población masculina y femenina, indicando que hay un equilibrio: 99,3 hombres por cada 100 mujeres. Este comportamiento se debe a las actividades agrícolas, que tienden a retener mayor cantidad de varones, mientras que las mujeres se dirigen a las ciudades.

“La población incide sobre el territorio, modifica la naturaleza, y también es importante conocer su estructura, porque a diversas edades corresponden necesidades diferentes”, señaló Sáenz.

En la cuenca, el grupo de edad de 15 a 64 años se fortalece, mientras que se incrementa lentamente el grupo de 65 años y más. Otro tema que resaltó es la presencia de asentamientos.

L preocupación por la sedimentación en el sistema Guayas-Daule llevó a Otto de Keizer, asesor de recursos hídricos de la empresa Deltares, a analizar la cuenca del Guayas.

En el estudio ‘Dinámica del flujo de sedimentos en la zona del estuario del Guayas’, mostró que bloquear las salidas de colectores de aguas pluviales de Guayaquil aumenta el riesgo de inundación urbana.

La capacidad de un río para transportar sedimentos se da según la fuerza de la corriente: a más corriente, más erosión; y si disminuye la corriente, más sedimentación.

Uno de los problemas analizados en el estudio es la desigualdad entre sedimentos finos y gruesos, lo que implica diferentes modalidades de transporte y distintas dificultades.

Según Otto de Keizer, la complicación del bloqueo en el sistema de drenaje es ocasionado por la arcilla (sedimentos finos), que dependen básicamente de la producción de la cuenca, donde el principal origen es el uso del suelo.

En su propuesta recomienda seguir un enfoque proactivo, adelantarse a los riesgos de inundación urbana, entender las causas, saber qué está pasando, inventariar posibles intervenciones y no limitarse a una sola solución; mirar este problema de una forma amplia y participativa, y priorizar estas intervenciones sobre la base de un análisis financiero.

Para el asesor, el dragado sigue siendo inevitable, no obstante, hay que empezar a investigar otras opciones por medio de un análisis costo-beneficio.

Fuente: Expreso | ElProductor.com

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