José Viteri recuerda que hace unos 14 años, los barrios Monteserrín y Bromelias, al nororiente de Quito, eran básicamente residenciales. No han perdido esa característica, pero desde hace 3 años se ha incorporado también el componente financiero y de negocios.
Viteri es dueño de uno de los pocos delicatessen que existen en esa zona de Quito. Dice que el negocio nunca ha sido malo, pero que la llegada del campus de la Universidad de las Américas (UDLA), primero, y del Centro Corporativo Ekopark, después, fueron “buenas noticias” para él y otros habitantes del sector.
En el caso de José debió incrementar la variedad de productos que ofrecía ya que universitarios y funcionarios de Ekopark se unieron al grupo tradicional de sus clientes. “Compusieron la zona”.
Otros comerciantes guardan la esperanza de que el aumento constante de la población flotante incremente sus ventas.
En Ekopark, donde ya desarrollan actividades empresas como Produbanco, Nestlé, Conauto y CW (empresa hidroeléctrica china) y Telefónica, laboran actualmente alrededor de 1.200 personas.
A ellas se sumarán en abril del próximo año los empleados de otras compañías, según Cristián Torres, administrador general del complejo. Entre tanto, la capacidad de 4 mil estudiantes que tiene el campus universitario aumenta el universo de potenciales clientes.
Los propietarios de negocios de comida ubicados en la avenida de Los Granados confirman que en los últimos tiempos se ha registrado un alza de sus ingresos.
Sin embargo, algunos prefieren mantener un optimismo moderado. Sobre todo porque conocen que la torre 4 de Ekopark, actualmente en construcción, funcionará como área de servicios; es decir que será un espacio para tiendas, restaurantes y peluquerías.
El sector inmobiliario también presenta modificaciones. María T., dueña de un departamento, dijo que el valor de los arriendos se incrementó tras la construcción del campus y el complejo de negocios.
Señaló que, por ejemplo, un minidepartamento se ofrecía antes por $ 500 y ahora el costo de la renta subió a $ 800.
María ve aquello como un efecto inevitable causado por las nuevas edificaciones. Opina que en su caso y el de otros dueños puede resultar favorable, pero que quienes buscan lugares de alquiler seguramente no lo verán de esa manera.
Otra consecuencia del asentamiento de empresas y negocios es el aumento del número de vehículos. Esto ocurre a pesar de que la pasada Alcaldía condicionó la aprobación de los proyectos inmobiliarios a la construcción de una solución de tráfico.
Por ello, los propietarios de Ekopark (Referencecorp) y de la UDLA invirtieron alrededor de $ 8 millones en el paso deprimido ubicado sobre la antigua vía a Nayón.
Luz María Gutiérrez, una moradora del sector, señaló que a pesar de la obra existe congestión en horas pico y cree que en 2017 empeorará la situación con la anunciada llegada de más empresas.
A algunos vecinos les preocupa también que los estacionamientos disponibles dentro de las estructuras se saturen y que empiecen a usarse las avenidas, primero, y las vías aledañas, después, como parqueaderos.

Fuente: El Telégrafo | ElProductor.com

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