El chocolate, independientemente de su productor o de la marca que lo comercialice, por lo general, suele ser siempre rico y agradable para muchos paladares. Sin embargo, hay probabilidades de que este pueda saber aún mejor no por añadiduras de saborizantes o nuevos procesos de elaboración, sino por un factor aún más importante: el clima.

Según la Sociedad Química Americana (ACS, por sus siglas en inglés), las condiciones climáticas influyen más de lo que parece en el sabor del chocolate. Si bien es evidente que la temperatura, los componentes del suelo y demás requisitos agrícolas influyen en el crecimiento de un fruto, con los granos de cacao ocurre algo curioso. Resulta que, según experimentos de científicos europeos, el calentamiento global podría ser provechoso para este, pues el calor y la resequedad de la tierra parecieran potenciar sus aromas.

Con base en el informe de este organismo, el  cacao se produce en trópicos húmedos en diferentes condiciones ambientales proporcionadas por la región, pero también por la estación y el tipo de sistema de producción. Asimismo, los expertos explican que hay dos formas comunes de sembrar estos granos: la primera es la agroforestería, la cual consiste en rodear los árboles de cacao con otros tipos de vegetación para ayudar a proporcionar sombra, bajar la temperatura y mejorar el suelo. La otra es la creación de bosques “monoculturales”, que consisten en arboledas prolongadas de puros árboles de cacao que sufren todos las mismas temperaturas y comparten un suelo netamente cacaotero.

Clima sí, sistema no

chocolate cacao

Tras un estudio en granjas bolivianas, los científicos determinaron que los dos sistemas de sembradío realmente no producen ningún cambio significativo en el sabor. No obstante, el clima sí desempeñó un papel más importante: a medida que la temperatura subía y la humedad del suelo disminuía, la cantidad de fenoles y otros compuestos antioxidantes que contribuyen al sabor de los chocolates aumentaba ligeramente

La conclusión de esta investigación fue que los árboles “estresados” por climas secos generan cacaos con mucho más sabor. Esta es una de las pocas cosas buenas que provoca el calentamiento global, aunque es apenas una aguja en un pajar de malas consecuencias.

Por  César Mortagua.

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