A propósito del anuncio de la Comisión de Soberanía Alimentaria de la Asamblea Nacional sobre la conformación de una mesa de trabajo para encontrar salidas a la problemática del sector lácteo en el país, Juan Grijalva, gerente general de la Asociación de Ganaderos de la Sierra y Oriente (AGSO), opina sobre las necesidades y proyecciones de la producción lechera a largo plazo.
¿De qué forma afectan al sector ganadero los productos que incluyen suero de leche?
Existe un proceso de sustitución de la leche por bebida láctea, que es más económica, pero con distintos elementos nutricionales. La bebida láctea se hace con suero de leche, un derivado en la producción de queso. El problema es que el consumidor tiende a confundir ambos productos. Por eso hemos planteado que se graven con IVA los productos elaborados con este derivado y que se los coloque en distintas perchas que la leche.
¿La eliminación del semáforo aumentaría el consumo de lácteos?
No veo el problema en la eliminación de las etiquetas de los productos naturales. Pero si aquellas se mantienen, se debería realizar una fuerte campaña de concienciación. En 2014, la implementación de los semáforos afectó el consumo de lácteos. La gente empezó a asociar ‘rojo’ con malo y ‘verde’ con bueno. En realidad, solo los excesos son perjudiciales. La leche tiene grasas y proteínas saludables; sin embargo su consumo se redujo porque no se dio una información completa.
Muchos consumidores prefieren productos bajos en azúcar y grasa. ¿Está su sector adaptándose a esos cambios culturales?
En el mercado se encuentra leche entera, semidescremada, descremada, deslactosada y agria. La industria ha hecho un gran trabajo en este sentido. La grasa de la leche no hace daño a la salud y concentra muchas vitaminas. Esa tendencia debe cambiar, así como sucedió con el huevo. Antes se consideraba que este producto era dañino si se comía a diario, pero hoy se sabe que no es cierto.
¿A cuánto ascienden las pérdidas por el contrabando de leche?
El contrabando no se puede cuantificar. En el país se industrializa solo el 50% de la leche y el resto se comercializa en crudo. Por eso, solicitamos más controles en las fronteras y carreteras porque hay mucha compra informal.
En Ecuador, ¿se requieren más empresas para el procesamiento de leche?
Aunque hay mucha capacidad instalada, todavía nos hace falta más porque la producción de leche seguirá creciendo. Hasta el momento, de los 5’500.000 litros de leche que se producen a diario, 800.000 son procesados en pequeñas y medianas empresas. La mayoría va a la producción de queso. Sería bueno impulsar la creación de empresas dedicadas a dividir la leche en sus componentes, por ejemplo, para obtener lactosa que se utiliza en farmacéuticos y cosméticos.
A largo plazo, ¿cuál es su visión para la leche nacional?
En el campo, la leche genera fuentes de trabajo y tiene potencial para propiciar el desarrollo agroindustrial. Nosotros hacemos el símil de la leche con el petróleo. En este momento el litro de crudo se exporta a $ 0,15 el litro y el litro de leche se podría exportar a $ 0,30 o $ 0,40. Recordemos que hace 10 años importábamos leche. Si no existiera la actual capacidad instalada nos costaría $ 1.600 millones obtener la leche que demanda el país.
Si se considera que el precio internacional de la leche es inferior a su precio doméstico, ¿cómo se podrían reducir los costos para la exportación?
El actual panorama económico es difícil, pero cambiará. Algún momento, los demás países apreciarán sus monedas y se equilibrarán los precios. Mientras tanto, trabajamos en programas para disminuir los costos de producción. Uno de ellos consiste en mejorar los pastos. No obstante las dificultades, existe un aspecto positivo: 300.000 ganaderos no quieren reducir su producción, sino aumentarla. Si sube la producción, bajarían los costos. Tenemos recursos naturales, como pasto y agua, durante el año. Eso no sucede en otros países.

Fuente: El Telégrafo | ElProductor.com

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