El consumo de lácteos está influido por la disponibilidad de información sobre sus ventajas individuales y colectivas.

En los últimos meses, productores y representantes del sector de lácteos han expresado que habrá un cierto desfase entre la expansión de la producción de leche y su demanda efectiva.

Según datos del Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca (Magap), actualmente se producen a diario unos 5,4 millones de litros de leche en Ecuador. De este monto, 4 millones de litros son comercializados en los distintos mercados; 2,8 millones de litros son transformados por industrias formales que procesan derivados; y 1,2 millones de litros son vendidos informalmente para elaborar quesos artesanales.

A su vez, se conoce que unos 1,4 millones de litros quedarían en las haciendas para autoconsumo y para alimentación de terneros.

La información sobre el producto incide en su consumo

A similitud de lo que sucede con otros bienes alimenticios, la demanda de leche no está determinada exclusivamente por los precios.

En aquella pueden influir las creencias y expectativas de los consumidores.

Por ello, una adecuada información sobre sus beneficios es fundamental para incrementar su demanda. Rafael Cornes, nutricionista uruguayo, afirma que el consumo de leche “es imprescindible a lo largo de  la vida, comenzando desde el embarazo”.

En esta etapa se requieren 3 porciones de lácteos al día, que aportan hasta el 80% de las necesidades de calcio de la mujer.

Estudios científicos afirman que la leche tiene las vitaminas necesarias para cada etapa de la vida. Entre ellas, la A y la D estimulan la absorción intestinal de calcio y participan en procesos esenciales de crecimiento y mineralización ósea.

También, la leche contiene Riboflavina (vitamina B2) y Cianocobalamina (vitamina B12). Cornes agrega que, luego de los primeros 6 meses de lactancia materna exclusiva, se debe incorporar en el consumo del infante lácteos en pequeñas cantidades.

En la adolescencia el consumo de lácteos es fundamental para evitar futuras patologías, como la osteoporosis, que si bien se presenta en la vida adulta, es en la adolescencia donde se comienza a gestar. “Los depósitos de calcio que no se acumulen en la adolescencia no se acumularán en la vida adulta”, explica Cornes. Agrega que entre los 10 y 12 años se produce el pico de masa ósea o de mayor crecimiento. “Una niña que pueda ganar 10% más de masa ósea durante la adolescencia, hasta los 18 años, reducirá un 90% el riesgo de fracturas a causa de la osteoporosis en la vida adulta”, precisa el nutricionista.

El efecto de la ingesta de lácteos se refleja a largo plazo

Además de sus ventajas inmediatas, la leche contribuye a disminuir algunas externalidades económicas  asociadas con el gasto en salud pública y privada a largo plazo.

En una publicación de la Federación Panamericana de Lechería (Fepale) se destaca que la leche y sus derivados coadyuvan a la prevención de enfermedades asociadas al envejecimiento y desnutrición.

Por ejemplo, su consumo está vinculado con la reducción del riesgo de enfermedades cardiovasculares, presión arterial y obesidad.

Las investigaciones han demostrado que los péptidos bioactivos de origen lácteo tienen propiedades sobre la salud intestinal.

Estas moléculas constituidas de aminoácidos tendrían un efecto protector sobre la mucosa intestinal que se encuentra expuesta a diversos agentes agresivos durante la digestión.

En el campo deportivo la investigación indica que la leche es efectiva para la recuperación muscular.

Por ello, según el nutricionista, la leche reducida en grasa sería una bebida de rehidratación eficaz, incluso mejor que las bebidas disponibles en el mercado. Napoleón Zambrano Figueroa, habitante de Portoviejo, asegura que en su casa se consumen de 2 a 3 libras de queso y al menos 3 o 4 litros de yogurt a la semana.

“Tomo leche para desayunar y en las noches, por salud, prefiero un vaso de yogurt en lugar de una merienda pesada”, indica. Renata López, residente de San Joaquín (Cuenca), afirma que consume leche, en parte, por costumbre, pero también porque conoce sus beneficios nutricionales.

En la mesa de Augusto Zambrano, habitante de La Concordia, los lácteos nunca faltan. “Quien más los consume es mi hijo, lo cual es muy bueno para su crecimiento y su desarrollo mental”.

Fuente: El Telégrafo | ElProductor.com

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