Pese a ser la segunda provincia más pequeña del Ecuador, con 3.335 Km2, Tungurahua es conocida en la región por su desarrollo agrícola e incesante actividad comercial. La ganadería e industria láctea, textil y de calzado también son sectores productivos que contribuyen al progreso de los nueve cantones.
Su red vial, de más de 1.200 kilómetros de carreteras de primer orden, es referente a nivel nacional, lo que facilita el transporte de personas, comestibles y ganado a mercados de la capital provincial y región.
Sin embargo, Tungurahua también es ejemplo regional por otro emprendimiento, que si bien es tan valioso como la vialidad, está invisibilizado. Se trata de la red provincial de riego. En Ambato, Baños, Cevallos, Tisaleo, Mocha, Pelileo, Patate, Quero y Píllaro existen alrededor de mil kilómetros de revestimiento y mejoramiento de líneas de conducción hídrica.
Esto como resultado de 14 años de trabajo mancomunado entre la Prefectura, a través de la Dirección de Recursos Hídricos, y las comunidades indígenas. Incluso antes de aprobarse el Código Orgánico de Ordenamiento Territorial, Autonomía y Descentralización (Cootad).
“El artículo 42 de esta normativa, aprobada en 2010, señala que es competencia directa de los gobiernos provinciales desarrollar programas de riego. En Tungurahua esto lo aplicamos desde 2002, fecha en la que entró en vigencia el Nuevo Modelo de Gestión Provincial, mecanismo de la Prefectura tungurahuense, enfocado en atender las necesidades de la población, en este caso de los regantes”, dijo.
El apartado al que Sánchez hace referencia expresa textualmente “es competencia exclusiva de los gobiernos provinciales, entre otras cosas, planificar, construir, operar y mantener sistemas de riego acorde a la Constitución y la ley”.
Escasez de agua
Si bien la cifra de mil kilómetros de canales de conducción hídrica a primera vista no resulta asombrosa para una provincia entera, sí lo es. Esto tomando en cuenta las escasas fuentes de agua existentes y en comparación con las estadísticas que se manejan en vecinas jurisdicciones. “Lamentablemente en Tungurahua tenemos pocas reservas de agua, en relación a Chimborazo, Cotopaxi y Pastaza. Sin embargo gracias a la coordinación entre los diferentes niveles de gobierno y colaboración de las etnias, guardianas ancestrales de los humedales, hemos logrado habilitar sistemas de almacenamiento de líquido que nos permite aprovechar la lluvia para el ahorro del recurso”, agregó Sánchez.
Lagunas, ríos, vertientes, humedales y otras fuentes de líquido son las proveedoras del sistema de riego tungurahuense. No obstante durante la época lluviosa el líquido es guardado en grandes reservorios.
Fernando Ruiz, presidente de la Junta de Riego del cantón Píllaro, explicó las ventajas de este sistema. “Por lo general los tanques se suelen construir en comunidades altas, así se aprovecha el desnivel para la conducción del agua hacia todas las comunidades bajas. De esta forma garantizamos la equidad en la distribución”, señaló.
La edificación de los reservorios se realiza posterior a estudios de factibilidad que determinan estabilidad, resistencia a las condiciones climáticas y durabilidad tanto de los materiales como del predio a ocuparse. En la mayoría de casos, la dirección provincial de recursos hídricos financia las obras y la mano de obra la ponen las comunidades beneficiarias.
Reservorios
Precisamente este mecanismo de ahorro de fluido ha sido la clave para el reparto equitativo del recurso hídrico. Manuel Ainaguano, líder indígena de la comunidad agrícola Chibuleo, ubicada al sur de Ambato, explica la importancia de los reservorios y de la colaboración de las etnias. “Este mecanismo es el único recurso frente a la escasez de líquido vital en la provincia. A partir de su construcción se trazan las líneas de conducción; cada líder comunitario lleva un registro de las parcelas cultivables y se divide de manera igualitaria”, aseguró.
Agricultores de Pilahuín, Quisapincha, Chibuleo, Salasaca y el pueblo Tomabela, nacionalidades autóctonas de Tungurahua, han participado activamente en la apertura de los canales.
Para ello cada comuna organiza a su gente y lleva adelante una minga a fin de aportar con la mano de obra y guiar a los técnicos en territorio. Un contingente de no menos de 500 personas toma parte en esta tarea. Un ejemplo de ello es el trabajo en el Ramal Norte, uno de los más grandes sistemas de riego de la provincia.
Fernando Ruiz, presidente de los regantes en Píllaro, explicó los preparativos de las mingas. “Por lo general existen tres cuadrillas de trabajo, encargadas de abrir los acueductos, compuestas por 500 voluntarios cada una. Las tareas se dividen entre la adecuación de tomas de agua en las reservas hídricas, edificación de los reservorios y conducción e instalación de tubería que lleva el agua hasta los cultivos”, dijo.
Programa de Cuencas
A más de la inversión de la prefectura, la Cooperación Financiera Alemana ayuda económicamente para estas obras. La gestión la realiza entre el Programa de Aguas y Cuencas de Tungurahua (PACT) y el banco de desarrollo ‘KfW’. Además el PACT se encarga de la tecnificación de sistemas colectivos, monitoreo meteorológico e hidrométrico, medidas de conservación de fuentes de agua, entre otros.
Benigno Masabanda, líder indígena en Salasaca, comunidad del cantón Pelileo, destacó las tareas de esta unidad para la conservación y distribución del agua de riego. “La corporación alemana ha sido clave para nuestro desarrollo agrícola. Técnicos de la entidad vienen con frecuencia y dirigen los estudios hídricos, previos a la apertura de canales, y capacitan a los comuneros así como a funcionarios de la dirección provincial del agua”, dijo.
Un claro ejemplo del apoyo económico de la organización extranjera, agregó Masabanda, es el crédito de $ 12 millones con los que se financia la tecnificación del Canal Huachi Pelileo, cuya inversión alcanza $ 25 millones de dólares. A más del canal Ambato-Huachi-Pelileo, uno de los más grandes, en la provincia existen además el Ramal Norte de Píllaro, sistema Coricam Alto, Andahualo-Poaló, Puñapí, Llantantoma y San Juan Cusin.
En estos 5 últimos la Prefectura invirtió $ 1’728.237, sistemas que regarán a 1.188 hectáreas. Otro importante proyecto es el Ramal 9, que se construye desde noviembre de 2015 y cuesta $ 335 mil. La red de riego beneficia a 80 familias que viven de la siembra de fresa.

Fuente: El Telégrafo | ElProductor.com

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