El mestizaje hizo que una buena parte de la población del pueblo ancestral Pasto vaya despareciendo del territorio que hoy es el cantón Espejo. Sin embargo, un grupo de asociaciones productivas han mostrado el interés por recuperar la riqueza cultural, productiva de ese territorio sagrado de sus antepasados.

Según Vicente Pachacama, coordinador de área de la Fundación Ayuda en Acción, en estos momentos existe el fervor, porque los mitos, leyendas y costumbres se recreen, permitiendo que los Ethos Pasto (Ser Pasto) naveguen por el sueño de la fantasía Andina. De allí, que las diferentes asociaciones productivas que se asientan en esta jurisdicción, a través del bordado, grabado, pinturas, producción agrícola… pretenden revivir la presencia del pueblo ancestral.

Para lograr el objetivo se desarrolló un encuentro en días pasados en El Ángel, en donde destacados personajes como Luis Vásquez y Luis Ibarra, conocedores del tema de los Pastos, compartieron conocimientos de la presencia del pueblo ancestral en el universo. En esta cita acudieron los delegados de los grupos comunitarios para conocer de primera mano un tema que se esta volviendo una quimera. En esta nota algunos de las técnicas que se están retomando. (RCJC)
Tejido en paja

La Asociación “El Pajonal” realiza el tejido a mano de objetos, utilizando paja de páramo. El proceso inició en el 2009 y ahora ya están dando los primeros resultados de calidad. “La idea es exportar el producto a los mercados internacionales”, así lo resumió Gabriela Iñeguez, socia de la asociación, de la parroquia La Libertad, del cantón Espejo.

La mujer aprendió, junto a otras 13 integrantes de la organización comunitaria, el arte del tejido a mano, utilizando como materia prima la paja de páramo. Realizan adornos de mesa, objetos para la cocina… luego de seis años de mantener la actividad artesanal lograron ubicar al producto entre los 10 mejores del país. La calificación fue alcanzada luego de ingresar a la red de ferias “Somos tus manos, Ecuador”.

Las mujeres salen hasta los páramos de su jurisdicción en busca de la materia prima. La seleccionan y luego la paja es llevada al secado al clima natural. Esperan algunos días para que llegue al estado óptimo y el ingrediente está listo para el tejido. Las manos hábiles de las mujeres van diseñando llaveros, canastos, aves, animales…
El grupo se allega a la propuesta del pueblo de origen a sabiendas que los pobladores del pueblo ancestral se consideraron hijos del páramo.

 

La asociación Pismacal

La organización comunitaria nació en la parroquia La Libertad hace tres años, con el nombre de Pismacal, primer nombre de la ‘tierra de los liberales’.

El grupo de hombres y mujeres que forman parte tuvo la iniciativa de reutilizar el material que prácticamente era desechado y considerado basura. Ese material es reciclado y lo hacen nuevamente útil para el público. Entre sus actividades está la bisutería, tejido, corte y confección, bordados…

Representaciones aborígenes, de animales, de instrumentos musicales… tienen el sello impreso de David Villarreal, socio de la organización.

David utiliza varios materiales para elaborar sus objetos artesanales y así va descubriendo la técnica, diseños, formatos, hasta lograr un toque muy particular que los hace diferentes de otros productos. “A través de este trabajo pretendo trasmitir la cultura, plasmar la identidad de un pueblo de origen Pasto, cuya característica principal fueron los mínimos detalles en el diseño y entregar un producto lo más perfecto posible”, dijo el artista.

 

La producción agrícola
La Pre Asociación agroecológica “3 de Marzo”, de la parroquia San Isidro, se vinculó por la recuperación de las chacras ancestrales. Según Carmen Revelo, una de las beneficiarias del proyecto, en este se aplican las tres ‘C’: cultiva, cosecha y cocina. En un espacio de 200 metros cuadrados de terreno, que se encuentra anexo a la vivienda, tiene una gama de cultivos: plantas aromáticas, cultivos tradicionales, hortalizas, frutales, pasto. Además de un área para la crianza de especies menores y la producción de fertilizantes orgánicos.

María Revelo, otra de las beneficiarias del proyecto, tiene la parcela en la comunidad de San Pedro de Puchués. El pequeño lote de terreno dejó de tener un solo cultivo para hoy estar cubierto con medio centenar de plantas de diversos productos. El pequeño inmueble tiene plantas forestales que cumplen la función de cortina rompe vientos y cerca viva, plantas medicinales, mora, tacxo, tomate de árbol, hortalizas, maíz, habas…
En este proceso productivo se articulan los ciclos de la luna para las diferentes labores culturales que requiere el cultivo, conforme fue establecido por los sabios del pueblo Pasto.

 

 

 

Fuente: La Hora | ElProductor.com

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