Tras la caída de los precios del petróleo que implicó menor ingreso de divisas a la economía nacional, Colombia tomó la decisión de fortalecer las exportaciones de alimentos en particular del cacao, frutas, verduras, entre otros. La decisión se enmarca en una política de largo plazo llamada “Colombia Siembra” cuya meta es la siembra de 1 millón de hectáreas en 3 años, es decir, al 2018.

Del millón de hectáreas, 600 mil se destinará a la sustitución de importaciones, en particular soya, maíz, arroz y aceites, sobre los cuales Colombia depende del mercado internacional, y más de la mitad de las 400 mil hectáreas restantes se destinarán a la siembra de frutas y verduras con las que el país puede ser competitivo.

El aumento del área de cultivo implica excelentes condiciones para los pequeños, medianos y grandes productores. Es así como pueden contar con incentivos que van del 20 al 40% de reintegro a la inversión que realice el productor en materia de infraestructura. Tasas de interés blandas para la siembra, mantenimiento y demás necesidades de flujo de caja. ‘Colombia Siembra’ hará atractiva la inversión local y extranjera logrando optimizar las zonas productivas que cuentan con vocación para cada uno de los cultivos y así hacer la programación de siembras y cosechas acorde con la demanda del mercado.

La Corporación Colombia Internacional (CCI), es la entidad que participa en el diseño y la ejecución de esta política pública se convierte en un brazo de ejecución de la misma junto con el sector privado, bajo la plataforma de la dinámica comercial. Es así como la CCI ya cuenta con planes de negocio para diferentes zonas del país, contando con identificación de predios, estructuración financiera y apalancamiento con compradores idóneos que están a la espera del producto colombiano que cumpla con la calidad COLOMBIAGAP de CCI y logre mejores costos de fletes dada la ubicación del país.

Justamente, Colombia ofrece grandes bondades para el productor por sus distintos tipos de suelos que permiten gran variedad de usos de la tierra, pero hay que seguir trabajando para usarla eficientemente. Según cifras de la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria, de las 114 millones de hectáreas con las que cuenta el país, 26 millones tienen posibilidades para la producción agrícola, pecuaria y forestal, y sólo se produce en 6,3 millones de hectáreas. Además, cerca de un 30% del territorio del país está sobreutilizado, especialmente por la ganadería. Y de los suelos netamente agrícolas, que son 11,3 millones de hectáreas, solo se aprovecha el 35 por ciento, para referirnos al enorme potencial que está por explotar de las tierras colombianas.

Y gracias a los sistemas montañosos del país, el clima varía por la existencia de pisos térmicos, lo que significa que los climas van desde el frío extremo de los nevados, hasta los cálidos del nivel del mar, y en esas variaciones se hace presente la variedad de productos y usos agropecuarios. Por ejemplo, en climas cálidos predomina el algodón, arroz, banano, cacao, caña de azúcar, coco y tabaco; en los climas templados las frutas y el café, mientras las regiones de clima frío están dedicadas principalmente a la producción de cebada, hortalizas, papa y trigo.

Pero Colombia también viene trabajando en la diversificación de exportaciones, con el impulso a cultivos no tradicionales. Dentro del Programa de Transformación Productiva (PTP) se adelantó una definición de las zonas óptimas para la producción de los productos hortofrutícolas priorizados (papaya, piña, mango, aguacate, fresa, ají-pimentón y cebolla de bulbo), tomando en consideración aspectos físicos, socioecosistémicos y socioeconómicos, según informe de la UPRA.

Así, Colombia sigue en camino a convertirse en un país de talla mundial, que se internacionaliza, estamos listos para asumir el reto y ser líderes mundiales en los productos que estamos impulsando. Es así como se conocerá muy pronto la participación de piña, aguacate hass, mango, sandía, melón, pasifloras como el maracuyá,  la granadilla y otros productos como la pitahaya, uchuva y la lima Tahití de origen colombiano. La competitividad de Colombia se traduce en el interés que empresarios del sector agrícola y agroindustrial de Chile, Perú, Brasil, Argentina entre otros han visto  para invertir en Colombia.

Vamos por el camino indicado, hoy tenemos política de mediano y largo plazo para el sector agropecuario, debemos creer en el campo, saber que debemos cultivar, garantizar una proveeduría con estándares de calidad, debemos aprender de los vecinos, sumarnos a ellos, aprovechar la oportunidad del mercado y abastecer la demanda creciente.

 

 

Fuente: Portal Fruticola | ElProductor.com

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