Hasta hace pocos años toda la cebolla roja, sustancial para la gastronomía ecuatoriana, venía de la Sierra. Esa historia ha cambiado desde que el agua llegó a San Vicente, La Clementina, Colonche, en Santa Elena.

En parte de esos inmensos valles de la Península ya no solo se cosechan tomates y pimientos, sino cebolla, habas pallar, sandía, que han diversificado los ingresos de los agricultores, muchos de los cuales han aprovechado la infraestructura del Proyecto Integral de Desarrollo Agrícola, Ambiental y Social de Forma Sostenible del Ecuador (Pidaasse).

Contrario a lo que pasa en el resto del país, donde predominan los monocultivos (arroz, maíz, banano, palma africana), Santa Elena tiene en las hortalizas una opción que ayuda a mejorar los ingresos económicos y también al suelo, pues algunos de los cultivos lo que hacen es mejorarlo, refieren técnicos que trabajan más de 25 años en la zona con riego.

El Pidaasse dejó infraestructura con ayuda del Gobierno y los comuneros las han convertido en producción con varios métodos de riego, que les permiten una mayor eficiencia y productividad, sumado a las condiciones (luminosidad) inmejorables de esta zona del Ecuador.

Cebolla

“Hay que conocer bien las épocas de mayor demanda”

Simón Villao tiene triple apoyo para cultivar cebolla: sus hijos, la asesoría técnica y el sistema de riego. Lleva ya seis años en la zona de San Vicente, que antes era un bosque y que ahora logra altos rendimientos con las hortalizas. “Empecé empíricamente con cebolla con riesgo por “inundación y gravedad”, pero en ese tiempo la asesoría de expertos nos ha llevado a incorporar el riego por goteo”.

Lo importantes es que se optimiza el agua, la semilla, la fertilización.

Por cada hectárea, con un buen paquete tecnológico de 1.500 dólares en agroquímicos se sale bien. El otro rubro importante es la mano de obra. En total serían de 4.500 dólares incluyendo mano de obra (rubro más caro) cuando se tiene riego. Los sistemas de riego por goteo duran alrededor de 2 años o tres ciclos del cultivo. La producción es alta (en la Península), con un promedio de 800 quintales por hectárea, aunque se han logrado hasta 1.000. Hoy por quintal se paga $ 35.

Sandía

“El sol hace que el ciclo de este cultivo sea precoz”

A Richard Constante, en la comuna La Clementina, de Santa Elena, el sol lo ha ayudado. Las buenas horas luz hicieron que la sandía salga a cosecha en tan solo 50 días -después del trasplante-, diez días menos de lo normal.

Es que a mayor luminosidad el cultivo se vuelve más precoz y los frutos más dulces, “hay que estar atento para poder cosechar la sandía, porque al dejarla mucho tiempo en el campo pierde calidad”.

Según la zona hasta 4.000 plantas por sandía entran una hectárea, y en promedio se cosechan 1,5 frutos por cada una de ellas.

Los comerciantes pagan dependiendo del porte, desde la cero hasta la diez; la diez es más pequeña. La cuatro la pagan a 1,70 dólares y la cero está a 2,80 o 2,70 dólares. Es decir, el éxito está en sacar frutos muy grandes.

Por cada hectárea la inversión es de 3.000 dólares.

Constante no solo cultiva este producto. “Estamos sembrando cebolla. Diversificamos porque en la agricultura se gana o se pierde también” Lo importante es un buen manejo del cultivo y el riego.

Habas

“Su fortaleza es que no requiere tantos cuidados”

Lleva cuatro meses cosechando, pero como mínimo puede hacerlo durante seis. La demandada haba pallar es una bendición para Antonio Constante.

Tiene cerca de dos hectáreas y ha sido una de sus opciones, ya que es un cultivo que no requiere de un cuidado especial. “No es un cultivo complicado, se le hace una sola fumigada”. A pesar de que Antonio descuidó el haba por estar pendiente de la cebolla, sigue cosechando y la carga (vainas) es espectacular. Al gusano comedor de hojas lo controlará con una sola fumigación y a la planta la fortalece para que aumente la floración con un fertilizante foliar.

En dos días ha cosechado 15 sacos y recibe 16 dólares por cada uno, pero hay momentos en lo que lo vende a $ 25.

Son precios interesantes porque vende el producto en vainas. La precocidad es otra virtud; empieza a cosechar a más o menos 90 días después de la siembra. Además esa planta incorpora nitrógeno al suelo.

 

Fuente: Expreso | ElProductor.com

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