Una conservación efectiva de la naturaleza requiere de medidas puntuales. Entre ellas, evitar al máximo posible la introducción de especies de flora y fauna. Un ejemplo de especie introducida en el hábitat ecuatoriano es el caracol gigante ecuatoriano, que llegó al país en 2005.
Esta especie es considerada una de las 100 peores plagas invasoras del mundo, pues los parásitos que transporta se transmiten a los humanos mediante su consumo.
Se trata de un molusco que puede alimentarse de más de 500 tipos diferentes de plantas, lo que lo convierte en una especie muy peligrosa para los caracoles nativos porque afecta su hábitat y elimina sus medios de alimentación.
Adicionalmente, el caracol gigante africano propaga enfermedades que atacan a las plantas, afectando cultivos de cacao, pimienta, coco, cítricos, etc.
A pesar de que el cuidado de la naturaleza es un concepto que se repite de manera constante en la actualidad, la humanidad no siempre ha tenido esa conciencia ecológica.
De hecho, la situación era muy diferente hasta hace 40 años aproximadamente.
En aquella época, se consideraba que los recursos que provee el planeta eran prácticamente inagotables y que podíamos continuar explotándolos de manera interrumpida para siempre.
No obstante, un grupo de empresarios, científicos y políticos se reunieron en 1970 en Roma (Italia) y solicitaron una investigación sobre los problemas que ponían en riesgo el desarrollo económico.
El resultado fue un documento titulado Los límites del crecimiento. Este mostró, en términos generales, un resultado negativo: debido a la desaparición constante de los recursos naturales, se esperaba que para el año 2000 hubiera una gran crisis.
Y de mantener el nivel de depredación humana de la naturaleza, la situación sería catastrófica e irreversible. Ello consolidó las ideas ecologistas en el mundo.

Fuente: El Telégrafo | ElProductor.com

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