La primera cifra del año sobre la economía nacional da cuenta de la crisis de la que se habla en la calle, en los hogares y en las reuniones profesionales. El producto interno bruto (PIB) del primer trimestre cayó un 3 % frente al mismo período del año pasado.

La cifra queda muy lejos de la previsión que auguraban las autoridades económicas a principios del año, aún sin el impacto del terremoto de abril. Y de hecho, es la peor cifra desde 2001 y de todo el Gobierno actual. Ni siquiera durante la anterior crisis petrolera de 2009 la contracción fue tan fuerte.

El récord de precios mínimos del petróleo alcanzado en febrero (menos de 25 dólares por barril) justificó una rebaja de la previsión de crecimiento del 1 % inicial al 0,4 % para todo 2016, ajustada por el gerente del Banco Central de Ecuador, Diego Martínez. Una meta que será muy difícil de alcanzar en los últimos seis meses del año, ya con el -3 % del primer trimestre y el costo de la reconstrucción que pasará factura al segundo.

De mantenerse la tendencia, la economía de Ecuador estaría más cerca de las previsiones que hicieron para este año el Fondo Monetario Internacional, un -4,5 %, y el Banco Mundial, -4 %.

La economía ha movido 541 millones menos que en el primer trimestre de 2015 o, tomando como referencia el último período de ese año, 621 millones menos, a precios corrientes. Cada tres meses, el producto interno bruto del país suele acumular en torno a 25.000 millones de dólares, que conforman el PIB anual, de unos 100.000 millones.

Los montos absolutos son relevantes, más allá de la evolución en porcentaje de la economía, porque reflejan también cuál es la cuantía máxima a la que el país puede endeudarse. El límite está fijado en un 40 % del PIB, de manera que para una economía de 100.000 millones, son 40.000 millones de deuda pública máxima. Si el PIB decrece, como ha ocurrido el primer trimestre del año, y se mantiene así, Ecuador dispondrá de un máximo menor de financiación.

Precisamente, el Gobierno, que suspendió una segunda actualización de las previsiones del PIB a causa del terremoto, ha sido el sector que más se ha deteriorado su gasto en el primer trimestre (-5,2 % frente al trimestre anterior). Aunque el ajuste de gasto no fue por los sueldos ni los empleos públicos, sino más bien por el lado de la contratación, de acuerdo con el análisis del asambleísta independiente, Ramiro Aguilar.

Este 3 % de decrecimiento respecto a enero, febrero y marzo del año pasado – o de -1,9 % respecto al último trimestre del año pasado- engloba un resultado que ya venía recogiéndose en otros indicadores prioritarios de la economía que se publican mes a mes: los tributos han caído, las importaciones y las exportaciones también, hay más empresas que entraron en causal de disolución por pérdidas el año pasado, la morosidad se ha disparado…

Y el desempleo, que va de la mano con el consumo de los hogares. Pese a que la desocupación ha mejorado respecto a lo registrado en marzo, la tasa de desempleo de un 5,3 % es la más alta desde 2011. De hecho, el deterioro de un -2,5 % (respecto al trimestre anterior) en el consumo de los hogares es la parte del PIB que más ha contribuido a la contracción. Es decir, es lo que más ha lastrado a la economía nacional.

Fuente: Expreso | ElProductor.com

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