Según cifras oficiales de la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (Odepa), la Región de Coquimbo posee más de un 70 por ciento de las hectáreas destinadas al cultivo de clementinas y mandarinas del país. Se trata, además, de la tercera mayor superficie plantada en la zona, después de la uva de mesa y el palto.
Esa importancia para la industria regional y nacional se realza con el aumento en las ventas al exterior durante 2015, período en que se produjo un salto del 35 por ciento respecto de 2014, gracias a las 76.168 toneladas de easy peelers comercializadas.
Tales cifras ubicaron a las clementinas y mandarinas como la principal fuente de exportación de cítricos del país.
Para llegar a esos números ha sido muy importante la constante incorporación de nuevas tecnologías en el proceso de cultivo, que sirvan para contar con el fruto sin semillas que es el más apetecido en Estados Unidos, mercado que recibe casi el 90 por ciento del producto.
“Las clementinas son muy fáciles de semillar. Si les llega polen de otro cítrico, las produce fácilmente. Y cuando eso sucede, se te bloquea el mercado externo. Los proveedores en Estados Unidos exigen seedless”, explica Andrés Link, gerente técnico de Subsole para paltas y cítricos, y frutales de hojas persistentes.
Hace unos cinco años, la Cuarta Región estaba protegida de este problema; sin embargo, las sequías y la reducción de la superficie que se produjo llevó a las abejas a recorrer más distancias en búsqueda de alimento, lo que, como consecuencia, trajo la polinización cruzada y la aparición de semillas en estos frutos.
La situación llevó a varios productores a tomar la decisión de enmallar los campos, una técnica ocupada con éxito en Australia y Estados Unidos que consiste en colocar una malla sobre las copas de los árboles y que debe cerrarse abajo, para impedir el ingreso de los antófilos.
El proceso incluye, además de un grupo de cuatro personas, la utilización de brazos hidráulicos incorporados al tractor para fijar la cubierta al suelo.
Se estima que la tecnología tiene una amortización de entre 1.500 y 1.800 dólares por hectárea y se adquiere a través de proveedores en Estados Unidos. Para Andrés Link, “si un huerto tiene un 40 por ciento de fruta con semilla, se justifica su incorporación”.
En Subsole venían desde hace cuatro años probando distintas técnicas, como el uso de extractos de ají o la aplicación de cobre a nivel de floraciones, sin conseguir el efecto deseado.
En 2013 decidieron intentar con el enmallado y los resultados han sido más que positivos.
Asimismo, han comenzado a recuperar la superficie perdida. La primera etapa de implementación incluye 12 hectáreas y, en el corto plazo, se espera alcanzar las 35. Las 60 que alguna vez hubo son parte de un proceso más prolongado.
El enmallado no es la única alternativa con la que se trabaja para mantener los estándares de la seedless. También se está cultivando la variedad Tango, obtenida tras una larga investigación por parte de la Universidad de California, cuya gran ventaja es que no posee semillas y tampoco poliniza al resto.
Fuente: Fresh Plaza | ElProductor.com

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