Ipiales y Cúcuta son las ciudades fronterizas que abastecen a ciudadanos de ambos países con productos básicos.

El ‘llamado patriótico’ que hizo el presidente, Rafael Correa, a los ecuatorianos en septiembre del año pasado para no hacer compras en Colombia y gastar los dólares en su propio país, ha sido desatendido totalmente.

Solo en último festivo las ciudades de Ipiales y Pasto, en el sur de Colombia, se convirtieron en el destino preferido de los ecuatorianos. De acuerdo con Migración Colombia, no menos de 150.000 ecuatorianos pasaron al vecino país. Ya el viernes por la tarde comenzaron a formarse largas filas de autos desde la parroquia Julio Andrade, a unos 10 kilómetros de Tulcán. Luego, ante el atasco de vehículos para cruzar el puente Rumichaca, que es el límite fronterizo, tuvieron que esperar no menos de cuatro horas.

Hasta Pasto

Este viaje no es exclusivo de los feriados. A diario son centenares los ecuatorianos que prefieren hacer sus compras en el otro lado, cambiando los dólares en pesos que se cotizan en un promedio de 3.400 pesos por un dólar. Buena parte de los viajeros siguen hasta Pasto, la capital del departamento de Nariño, porque -aseguran- que allá es incluso más barato que en Ipiales. Un buen hotel, por ejemplo, que en Ecuador cuesta 60 u 80 dólares por noche, allí se consigue por 12 dólares, incluído el desayuno. No faltan los viajeros que aprovechan los días de vacaciones para conocer el Santuario de Las Lajas, muy cerca de Ipiales, al que le atribuyen ‘poderes milagrosos’.

Es difícil transitar por las calles del centro de Ipiales en esos días: son angostas y hay muy pocos sitios para estacionar. Y la mayoría de autos tienen placa ecuatoriana. En los centros comerciales y en los supermercados, se encuentran más ecuatorianos que colombianos.

Lo que se compra

Por lo general, la gente adquiere productos de limpieza y víveres. Los compradores aseguran que el mercado de la canasta básica que hacen les resulta mucho más barato que en Ecuador. Ya se está volviendo una costumbre ir hasta Colombia siquiera una vez al mes, para traer lo necesario. Las damas, especialmente, adquieren también lencería que, según dicen, es de excelente calidad. Un brassier Leonisa que en Ecuador cuesta $30 allá sale a $12. Y todos están de acuerdo en que como en Ecuador aumentó 14% el IVA, pues no hay que pensarlo mucho para adquirir lo necesario.

También están quienes van por tecnología: televisores de alta gama, celulares, computadores. Pero por estos hay que pagar impuesto. Sin embargo, aún así salen más baratos que en Ecuador. Igualmente, los caballeros afirman que un buen whisky vale $27 comparado con los $57 que se pagan en Ecuador, al igual que zapatos, perfumes y hay hasta quienes viajan solo para cambiar sus neumáticos.

Por esta época, las compras de implementos escolares motiva a muchos padres de familia.

El presidente de la Cámara de Comercio de Ipiales, Harold Bedoya, afirma que “gracias a los ecuatorianos nos está yendo muy bien”. “Acá está el futuro para muchos comerciantes, pues dependemos en un 70% de los ecuatorianos”, recalca. Nadie lo duda.

En la frontera con Venezuela

Pero no solo a los comerciantes en los límites con Ecuador les va bien. También a los que se encuentran en la frontera con Venezuela. Allí los venezolanos se dirigen a la ciudad colombiana de Cúcuta a través de los puentes internacionales Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander, que comunican desde San Antonio y Ureña (Venezuela) con Norte de Santander (Colombia).

Quienes cruzan son personas provenientes no solo del fronterizo estado venezolano de Táchira, sino de entidades como Falcón, Lara, Carabobo y hasta de Caracas. El último fin de semana llegaron a Cúcuta no menos de 100 mil venezolanos.

El acuerdo

Las autoridades colombianas iniciaron el registro de personas que cruzaron la frontera. Para ello, los ciudadanos del vecino país debían rellenar un formulario denominado Tarjeta Migratoria de Tránsito Fronterizo, con vigencia de 30 días.

El director general de Migración Colombia, Christian Krüger Sarmiento, señaló que el flujo producido estos días es “una muestra clara del compromiso que tienen los ciudadanos de construir una frontera ordenada, segura y en la que se respeten y garanticen los derechos”.

Desde muy temprano los ciudadanos cruzan en busca de alimentos, artículos de higiene personal, medicamentos y otros productos que no se consiguen en territorio venezolano.

El flujo de personas es controlado por la Guardia Nacional venezolana y la Policía del estado Táchira, así como por las autoridades consulares y la Policía colombiana.

Los más agradecidos

Hay vigilancia para el acceso a Colombia, donde se solicita la cédula en la mitad del puente fronterizo.

Pese a ello muchas personas señalan que agradecen al Gobierno colombiano “por abrirnos las puertas”. Pero, sin duda, los más agradecidos son los comerciantes colombianos en ambas fronteras, que se han convertido en la despensa de ecuatorianos y venezolanos.

El intercambio

Según cálculos de la Cámara de Comercio de Ipiales, un 60% de los consumidores de productos en esa ciudad son ecuatorianos que gastan un promedio diario de 1.200 millones de pesos, unos 400 mil dólares.

La relación comercial con la vecina Tulcán, capital de Carchi, ha dependido siempre de las circunstancias económicas de cada uno de los países. En 1999, por ejemplo, la devaluación del sucre abarató los costos nacionales para los colombianos que llegaban a comprar a las ciudades del norte del país.

El director de la Cámara de Comercio de Tulcán, Bayardo Martínez, ha pedido que se amplíe el listado de productos que los comerciantes de esa ciudad pueden comprar en Ipiales, desde octubre pasado, sin el pago de impuestos adicionales con el fin de equiparar costos.

 

Fuente: La Hora | ElProductor.com

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