Las veredas del tramo sur de la avenida Las Monjas, en Urdesa Central, aparecen en estos días salpicadas por pequeñas campanas pintadas de un rubio intenso. Algo igual ocurre del lado de la Víctor Emilio Estrada, entre Las Monjas y el puente de la avenida Kennedy.

Es justo en estos puntos de los pocos sectores donde los guayaquileños pueden vivir a la distancia, algo que en estos días genera un particular interés: el florecimiento de los guayacanes. Algo que se suscita a 233 kilómetros de la ciudad, en los bosques aledaños a a las parroquias Mangahurco, Bolaspamba, Paletillas y Cazaderos del cantón Zapotillo (Loja).

No es igual la experiencia. En esta provincia del sur del país, cientos de árboles de guayacán, de la especie Tabebuia chrysantha, en una extensión cercana a las 40.000 hectáreas, pintan el bosque, en una especie de alfombra en el que predomina el amarillo intenso.

Un hecho natural que se suscita en estos días y que provoca el interés de turistas nacionales y extranjeros.

En Guayaquil, una especie de familia del guayacán, esta del tipo Handroanthus sp, según la identificación de Xavier Cornejo, catedrático de la escuela de Biología de la Universidad de Guayaquil, también evidencia su florecimiento.

Las veredas de las avenidas antes mencionadas amanecen salpicadas con las flores de este árbol. Sus copas están pintadas también por este color.

Son árboles que tienen entre 10 a 12 años, dice Juan Navas, uno de los jardineros del parque Jerusalén, en Urdesa Central, en cuyo entorno es posible vivir en estos días la caída de centenares de flores.

 

 

Fuente: Expreso | ElProductor.com

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