La cuna del maíz, donde nacieron todas las variedades del grano que se consumen en el mundo, está a un paso de decidir si se vuelca a las semillas transgénicas o conserva su producción tradicional sin organismos genéticamente modificados que promueven un grupo de empresas extranjeras encabezadas por Monsanto.

El próximo 26 de enero, el primer Tribunal Colegiado en materia civil del Primer Circuito con Sede en la Ciudad de México, determinará si mantiene la suspensión de permisos o permite la siembra mientras continúa el juicio que arrancó el Colectivo contra el Maíz Transgénico por considerar que daña el derecho humano a la diversidad biológica y el derecho a la salud de los pueblos originarios.

Durante tres años y medio, el Colectivo ha librado una batalla legal en 17 tribunales federales contra el gobierno mexicano, la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación -Sagarpa- y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales -Semarnat-, que quieren dar los permisos y han actuado legalmente, y las empresas, Syngenta Agro, Dow Agrosciences de México, PHI México (Pioneer-Dupont), Monsanto Comercial, Semillas y Agroproductos Monsanto que buscan comercializar con el maíz transgénico.

Los principales argumentos de las instituciones a favor de los organismos genéticamente modificados afirman que es seguro para el medio ambiente y la alimentación y genera un mayor derrame económico y seguridad alimentaria dada su resistencia a las plagas, como ha ocurrido en los países donde se produce como Estados Unidos, Canadá, Sudáfrica, Brasil, Colombia y Argentina, donde se siembran 55 millones de hectáreas.

“Estamos confiados en que las autoridades que conozcan el caso tendrán que privilegiar la evidencia científica”, dijo el abogado Alejandro Monteagudo, director de Agrobio.

Oposición

Por el contrario, los principales desertores del maíz transgénico como la transnacional Greenpeace aseguran que su manipulación genética produce un insecticida al interior del grano que por un lado ataca al gusano barrenador (máximo enemigo del maíz) pero también daña a ciertos insectos como la mariposa monarca que de manera natural ayudan a controlar otras plagas.

Greenpeace calcula que todo el maíz mexicano terminaría contaminado porque los cultivos transgénicos polinizan a los cultivos convencionales, los orgánicos, los alimentos y la miel.

Por su parte el Colectivo denuncia que las empresas interesadas sólo apuestan por ganar más dinero y se valen de decenas de argumentos manipulados. “Pretende utilizar como prueba una carta de premiados con el Nobel. Esta carta que carece de firmas escritas, se refiere a la biotecnología en general cuando el debate judicial se centra exclusivamente en la siembra de maíz transgénico en su país de origen”, dijo René Sánchez Galindo, abogado de la agrupación.

“Asimismo el documento hace referencia al arroz transgénico en África, cuestión irrelevante para nuestra demanda colectiva. Ante tal maniobra de las trasnacionales demandadas, se solicitó al Juzgado, la oportunidad de interrogar en audiencia a dos de los laureados de referencia”.

 

 

Fuente: Noticias Agropecuarias | ElProductor.com

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