Hace más de una década que Brasil y Florida libran una cara batalla contra el «greening» de los círicos y su devastador impacto en el sector citrícola. Brasil ha salido mejor parado por ahora, pero solo porque tiene más espacio para huir, según explica Tom Spreen a la Florida Citrus Commission (Comisión de Cítricos de Florida).
En comparación con Florida, el mayor país de Sudamérica cuenta con mucho más terreno abierto para plantar nuevos campos de naranjos alejados de las zonas donde el «greening» sigue desenfrenado, señala, y eso es precisamente lo que están haciendo los grandes productores brasileños.
La producción brasileña también está disminuyendo porque, al igual que Florida, está perdiendo pequeños y medianos productores, aquellos que poseen 200 hectáreas o menos, apunta.