Una cuestión capital en el futuro suministro de alimentos será el uso de los escasos recursos de tierra y agua. Los progresos de la ciencia y la tecnología han hecho esto posible en el pasado y hay muchas razones para esperar que así siga siendo en el futuro. Sin embargo, el impacto ambiental que los sistemas naturales y humanos pueden tolerar tiene sus límites si la ciencia agrícola no tiene en cuenta esos factores.
Según la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, el aumento de la población mundial significa que la tierra cultivable por habitante disminuye constantemente.
En los últimos 20 años ha habido una evolución gradual desde enfoques principalmente tecnológicos de la producción alimentaria hacia otros que toman en consideración los factores ecológicos, sociales y económicos subyacentes. Uno de los elementos centrales en las estrategias para reducir el impacto ambiental es un mejor equilibrio entre la confianza en la tecnología y enfoques en que la información y la gestión ocupan un lugar más central.
Actualmente muchos países en desarrollo tienen mercados especiales de alimentos para consumidores que desean comprar artículos cultivados con prácticas respetuosas del medio ambiente. La FAO sostiene que hay también cada vez más agricultores que reducen el uso de plaguicidas y fertilizantes y orientan su producción hacia consumidores dispuestos a pagar una pequeña prima por productos ecológicos, pero esta producción es limitada en relación con la producción total de alimentos. Hay bastantes pruebas de que estas estrategias de producción, además de ser más beneficiosas para el medio ambiente, son económicamente viables para los sectores del mercado a los que sirven. La irrupción del cultivo orgánico de arándanos, por ejemplo, ya no es una novedad en la oferta frutícola mundial. Se ha extendido y aumentado su demanda en los mercados internacionales, potenciando esta variante ecológica del cultivo.
“En Chile, lo orgánico corresponde al 10% de la producción de arándanos”, asegura Carlos Klein, quien es productor y ex director de la Asociación de Productores Orgánicos de Chile.
El tema del cultivo ecológico ya cuenta con bastante conocimiento, investigación y literatura, por lo que es bueno compartir este conocimiento entre los productores.
El consultor internacional Carlos Klein es ingeniero agrónomo e investigador de la Universidad Católica de Temuco, y será uno de los relatores del 9° Seminario Internacional que se realizará el 9 de noviembre en Huelva, España. En la ocasión desarrollará el tema, “Cultivo ecológico del arándano: fundamentos de la producción y comportamiento de la industria”.
Tras el éxito de la revolución verde iniciada en el decenio de 1960, algunos grupos reclaman un esfuerzo análogo que elevaría la producción de alimentos en las regiones más pobres y expuestas al hambre. Algunas personas han acuñado las expresiones de “Doble revolución verde” o nueva revolución verde, ya que el objetivo sería no sólo elevar la producción de alimentos sino hacerlo de manera ecológicamente sana y sostenible.
Diversos factores requerirían la iniciación de una segunda revolución verde, pero ésta no debe limitarse al problema científico de reducir el déficit de rendimiento. Es preciso que a la ciencia y la tecnología se unan mecanismos participativos, como la capacitación y la reforma de las instituciones y las políticas públicas, porque las definiciones actuales de viabilidad económica consideran sólo la productividad y la rentabilidad, sin tener en cuenta la sostenibilidad.

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