La pesca en el Mediterráneo y el Mar Negro son un objetivo clave en los compromisos presentados en la conferencia sobre los océanos

Todos los países deberían sumarse al Acuerdo sobre medidas del Estado rector del puerto (PSMA, por sus siglas en inglés), garantizando así que este histórico tratado dirigido a combatir la pesca ilegal tenga éxito en sus objetivos de librar al mundo de una lacra que provoca pérdidas ingentes de dinero y daña la nutrición humana y la sostenibilidad ambiental, aseguró hoy el Director General de la FAO, José Graziano da Silva.
“Necesitamos que todas las naciones del mundo formen parte del PSMA para que sea verdaderamente efectivo”, señaló al intervenir en la Conferencia OurOcean (“Nuestros océanos”) convocada este año por la Unión Europea en Malta. Hasta ahora, cerca de 50 países se han sumado ya al acuerdo “pero necesitamos muchos más”, insistió Graziano da Silva.
La FAO está redoblando sus esfuerzos para la implementación del PSMA y ha destinado importantes recursos presupuestarios propios para apoyar a los países más pobres en el desarrollo de la capacidad técnica, científica y jurídica necesaria. Deben ser vistos como “capital inicial” que se incrementará con las contribuciones voluntarias, según subrayó su Director General.
El PSMA, que requiere inspecciones rigurosas de los buques por parte del Estado rector del puerto en lugar de los Estados del pabellón, es la “herramienta principal” para combatir la pesca ilegal y “ayuda también a abordar otros problemas graves como el tráfico de estupefacientes y de seres humanos”.
Sostenibilidad azul
Graziano da Silva anunció además que la FAO se ha comprometido a aportar 41,9 millones de dólares EEUU en financiación para programas dirigidos al sector pesquero, incluyendo la mejora de la gestión pesquera y los medios de subsistencia en el Mediterráneo y el Mar Negro.
“Unos océanos sanos son una condición vital para la implementación exitosa de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible” y son especialmente cruciales para algunas de las comunidades más pobres del mundo que dependen de actividades de pesca a pequeña escala, dijo Graziano da Silva.
La prolongada contribución de la FAO al uso sostenible de los océanos, los mares y los recursos marinos -que aportan proteínas animales a más de 3 000 millones de personas y son la base del sustento de cerca de 300 millones- se ha intensificado en los últimos años. Junto con el PSMA, la FAO ha logrado el consenso para la aprobación internacional de las Directrices voluntarias para lograr la sostenibilidad de la pesca en pequeña escala en el contexto de la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza.
La pesca en pequeña escala juega un importante papel social, cultural y económico en las regiones del Mediterráneo y del Mar Negro, constituyendo más del 80 por ciento de la flota pesquera formal y una cuarta parte de todos las capturas desembarcadas. Sin embargo, ese papel está en peligro, ya que el 85 por ciento de las poblaciones de peces locales se están pescando a niveles evaluados como insostenibles a nivel biológico.
Paralelamente, Graziano da Silva anunció que la Comisión General de Pesca del Mediterráneo (CGPM) de la FAO destinará 20 millones de euros para ayudar a revertir la tendencia a la sobreexplotación de las poblaciones de peces en el Mediterráneo y el Mar Negro, y fortalecer los medios de subsistencia de las comunidades costeras que viven en sus riberas.
La FAO está asignando igualmente fondos adicionales a la iniciativa “Esperanza Azul” (Blue Hope), que busca transformar las comunidades de la zona costera del Mediterráneo meridional -muy afectadas hoy en día por las tendencias migratorias transfronterizas- en motores de estabilidad y crecimiento, dijo Graziano da Silva.
La FAO también reafirmó su compromiso de gastar más de un millón de dólares EEUU para ayudar a los Pequeños Estados insulares en desarrollo (PEID) a través de su Iniciativa de Crecimiento Azul (“Blue Growth”), orientada a proporcionar a los países en desarrollo un marco que les permita reconstruir y hacer crecer sus economías basadas en los recursos marinos de manera ecológica y sostenible, a la vez que se beneficia a las comunidades costeras.
Se prestará especial atención a garantizar que el comercio pesquero contribuya a los objetivos de erradicación del hambre. Otra prioridad será maximizar los beneficios -tanto económicos como en términos de resiliencia- de las oportunidades que ofrece la acuicultura.

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