La papaya venezolana destaca por su gran calidad y por ser ideal para el uso cotidiano pero también para el industrial. Tal es el caso que esta papaya está siendo usada actualmente por la empresa Nestlé para la producción de alimentos para bebes, algo que no hace más que reafirmar la calidad de la fruta que se está produciendo en Venezuela.

“Hemos logrado un sistema de producción que nos facilita que podamos proveer a nuestros clientes de papaya de igual calidad durante todo el año. Además, las condiciones climáticas son prácticamente estables todo el año, lo cual nos diferencia de otros países donde las estaciones hacen que deban trabajar por temporada. También estamos trabajando en mejores prácticas de agricultura, con esto estamos apuntando a la exportación de la mejor papaya de Venezuela y una de las mejores de la región”, explica Gerardo Cumare.

Gerardo también ha querido explicar que tienen la intención de comenzar negociaciones con los mercados de USA, islas del caribe, Europa y Asia, principalmente según sus palabras “para que conozcan la calidad de nuestro producto”. Junior Ocando es el aliado de Cumare en la internacionalización de la papaya venezolana y actualmente está plantando la variedad Passion Red, una semilla de origen mexicano de sabor extra dulce y con un alto rendimiento en el campo, uno de los factores del ascenso cualitativo que se está observando en la papaya de Venezuela.

Otro factor clave en la calidad y rendimiento de estos cultivos es el uso de biofertilizantes y Effective Microorganism (EM). En el caso de los fertilizantes, Junior explica que “además de servir para nutrir y reactivar los suelos, sirven para estimular la producción de los cultivos contra el ataque de insectos y enfermedades”. En el caso de los EM, ha afirmado que “convierten los suelos causantes de enfermedades en suelos supresores de enfermedades, además de mejorar el equilibrio natural de dichos suelos”.“Ahora bien, para el caso de control de insectos y plagas estamos usando hongos antagónicos, que tienen la capacidad de ejercer un efecto de control biológico”, explica Junior. Con todas estas prácticas, aseguran Junior y Cumare, se están produciendo frutas más orgánicas y con un menor uso de plaguicidas y fertilizantes de origen químico.

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