¿Se imagina a Guayaquil sin cangrejos? Es algo impensable. La existencia del cangrejo rojo (Ucides occidentalis) y de otros crustáceos, así como especies de aves, mamíferos, reptiles, insectos, moluscos y arácnidos depende de la supervivencia del manglar, un recurso que en los últimos 40 años ha perdido el 70% de su extensión, quedando apenas un remanente de más de 156.000 hectáreas, según un estudio para la Competitividad de las Comunidades Concesionarias de Manglares en el golfo de Guayaquil del 2017.

Para evitar la desaparición del manglar, Ecuador creó en el 2008 el Programa Socio Bosque con el propósito de involucrar a comunidades como la cooperativa Nuevo Porvenir en Naranjal en la conservación de este recurso.

Alonso Mejillones, presidente de la cooperativa producción pesquera artesanal Nuevo Porvenir, y 155 socios son responsables de más de 3.800 hectáreas, y junto con Socio Bosque construyeron un sendero de 200 metros fabricado con caña guadúa, para que los turistas y también estudiantes puedan ver desde allí cómo es el proceso de la extracción del cangrejo rojo.

El sendero fue inaugurado en agosto pasado y con esta estructura nace la Ruta del Cangrejo, un emprendimiento de la cooperativa Nuevo Porvenir para ‘quitarle el peso’ al cangrejo y encontrar otra fuente de ingreso en el ecoturismo.

Inicio de la ruta

El recorrido empieza en Guayaquil a las siete de la mañana. La primera parada es el kilómetro 26, en el sector Virgen de Fátima, donde el turista podrá llevar la fruta de su elección y también hacerse coloridas fotos con piñas, zapotes, mandarinas, sandías, entre otros productos que se ofrecen en esta zona de la provincia del Guayas.

El siguiente punto es el hotel Gran Inca, en Naranjal, el segundo cantón más grande del Guayas, donde los turistas desayunarán. De allí partirán hacia la cooperativa Nuevo Porvenir. Al llegar al embarcadero se subirán a un bote que les dará un paseo por el manglar hasta llegar al sendero de caña guadúa. En el trayecto podrán observar diversas aves y también a otros pescadores recolectando ostiones y conchas, y en ocasiones, dependiendo de la marea, Alonso comenta que se ve a delfines.

Al desembarcar contemplarán desde la senda cómo es la búsqueda de este escurridizo crustáceo. Es 14 de agosto y falta un día para la veda. Los cangrejeros Darío, David, Armando y Raúl Mejillones, junto a Diego Vásquez caminan entre el manglar con una varilla de hierro, llevan guantes y botas para no lastimarse. Están alegres porque tienen público y le suplican con una oración a Dios que los ayude en la captura de los cangrejos, mientras regañan a uno de sus compañeros que se negó a hacerlo. El día no empieza muy bien y atrapan cangrejos hembras, las que no está permitido llevar, así que las regresan al manglar. Son perseverantes, tienen paciencia y cada uno logra por lo menos armar un atado de 12 cangrejos.

El primero en hacerlo es David Mejillones y está listo para ir al área de lavado de sartas. Los amigos que decidieron acompañarlos desde el sendero, sin necesidad de enlodarse, disfrutan de esta experiencia, mientras que entre los cangrejeros discuten a qué precio venderán sus atados. “Ocho mano gorda, quince dólares, rapidito”, dice uno de ellos.

Uno de los visitantes se anima y rápidamente le compra un atado. Félix Ponce, de la operadora turística Destino Libre, está convencido de haber comprado un buen producto, pura mano gorda. Lo compartirá con su mamá.

Patricia Pérez y Emilio Castro, de la fundación Heifer Ecuador, también están presentes y se sienten orgullosos de ver como los integrantes de esta cooperativa han aprendido a proteger el manglar, que es la fuente del cangrejo, y además han incluido a las mujeres dentro de este proyecto.

Para Patricia es una experiencia inolvidable porque imaginaba que era mucho más sencilla la recolección del crustáceo. “Es algo que me llamó muchísimo la atención, el hecho de saber que introducen todo su cuerpo en el manglar, es un trabajo admirable”.

Al terminar este rito ya es más del mediodía y es el momento de saborear un delicioso almuerzo que mostrará la diversidad de platos que se pueden preparar con el cangrejo rojo.

El viaje continúa hacia la cooperativa 6 de Julio, donde la chef Margarita Villacís preparará un mix cangrejero.

Margarita nació en Naranjal hace 33 años y cree que su tierra tiene todo para convertirse en un destino turístico.

Siempre quiso ser parte de este proyecto turístico, en el que Mejillones cree que es fundamental la participación de las mujeres.

Su trabajo con el cangrejo empezó hace 12 años cuando se dedicaba al despulpado de la carne. Hace dos años decidió estudiar gastronomía para perfeccionar sus platos y ahora es una experta en combinar sabores.

Su plato preferido es el mix cangrejero. Esta preparación lleva arroz con cangrejo, salteado de cangrejo, ensalada de cangrejo, canasta de verde rellena con cangrejo al ajillo y cocolón en la base.

Alonso Mejillones y Margarita Villacís son ahora un equipo y sueñan con que esta ruta se convierta en una de las mejores representaciones de la biodiversidad que tiene Ecuador.

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