En el sector Bella, en medio de una abundante vegetación, hay un acceso al río Quevedo. Para llegar hasta el afluente hay que bajar por una pequeña ladera que parece una locación de película de aventuras.

Luego de unos dos minutos de descenso se llega a la ribera del río, esta zona permanece expedita y limpia, se debe a que varias personas que viven de la pesca frecuentan el sitio en verano y ahí han levantado pequeñas casas de madera y caña.

Al llegar lo primero que se escucha son ladridos, son ‘Kiana’ y ‘Negra’, dos perras de raza pitbull que permanecen atadas del cuello con grandes cadenas, pues ellas son las guardianas del lugar.
Al escuchar la bulla de  los canes aparecen tres personajes, se trata de pescadores que han visto en el río Quevedo una fuente ingresos económicos, pues en esta zona ejercen su labor  para luego expender el producto en el mercado del Río. Ellos son Kléver Olivo, Josué Quirola y Carlos Onofre.
Variedades. En este lugar se pueden encontrar diferentes especies como dica, dama, ratón, vieja, tilapia y el más apetecido, el bocachico.
A diferencia de otros pescadores, ellos se dedican a este oficio pasadas las 08h00, luego de la faena de pesca venden el producto.
“El precio de la libra de vieja es de 1,50 dólares y el de bocachico, el más solicitado, varía entre 3 y 3,50 dólares.
Turismo. Los pescadores aseguran que los fines de semana llegan personas de diferentes lugares a refrescarse en el río. Ellos los reciben con hospitalidad.

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