Nadie es profeta en su tierra” es un dicho que muestra la realidad de Renato Altamarino, de 26 años; y su esposa Katty Castillo quienes llegaron de Quevedo (Los Ríos) a la provincia de Santa Elena, para dedicarse a la agricultura.

El joven narró que hace doce años ya está radicado en la península, lugar donde ha cristalizado su sueño de tener una finca agrícola.

Con mucho esfuerzo logró adquirir unas hectáreas productivas que finalmente le dio el nombre de finca ‘El tesoro ecuatoriano’ que está ubicada en la vía hacia Guayaquil, entre Atahualpa y Chanduy.

No solo se dedican a la siembra y cultivo, además aprovecha para venderlos en el negocio que adecuaron fuera de su finca.

Allí tienen productos agrícolas como la guanabana, papaya, verde, plátano, limón, entre otros.

Los comercializan a diferentes precios. Por ejemplo, las papayas pequeñas comercializan desde los 50 centavos; mientras que las guanabanas se los vende por kilos.

También cosechan cocos que los venden a $ 1 para que el consumidor pueda refrescar con el agua, mientras toma un descanso.

El negocio está abierto desde las 07:00 hasta las 18:00, todos los días pues, bromean, no se dan libre ni fines de semana ni feriados.

Por su experiencia en esta labor, Altamarino recomendó que se evite utilizar químicos que puedan afectar a los sembríos, mas bien dijo se debe optar por los procesos a naturales.

Parte de su oferta son la caña y madera para construcciones.

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