Ignacio Nacho García Díez es cuarta generación de productores en Esquel, Chubut. Su madre Paula Gonzalo fue de las primeras mujeres presidentas de rurales. Hoy tienen ovinos y bovinos en una región que necesita conectividad e infraestructura para consolidar su crecimiento.

“Lo que más me motiva es innovar, creo que, con los nuevos sistemas de manejo, hay toda una gama de herramientas y tecnología que se pueden adoptar en el campo y así aumentar la producción, innovar y producir lo más eficientemente posible desde un lugar tan marginal me atrapa, como la Patagonia, que a mí, me atrapó”.

Ignacio “Nacho” García Díez es cuarta generación de la familia en Patagonia. Sus bisabuelos españoles llegaron provenientes de Burgos allá por 1910 buscando un lugar similar a aquella tierra natal del norte español. Del puerto de Buenos Aires se fueron a Bragado, a trabajar en un tambo, pero no les convenció. Y después a Comodoro Rivadavia, pero les resultaba muy desértico. Así llegó la recomendación de rumbear para la cordillera, aunque le advirtieron (“cosas de la época”) que además de inhóspito era muy poco poblado.

Tenían un conocido que tenía una majada de ovejas en la zona de Gobernador Costa (unos 400 kms. al oeste de Comodoro) y eso los motivó. La cordillera y la nieve se parecían un poco más a Burgos y eso los animo. Llegaron en carreta. “Comenzaron trabajando de ovejero y mi bisabuela de empleada doméstica de esa familia conocida, el poblado más cercano conocido era Esquel (fundado en 1906), a 180 km., después de un tiempo abrieron una casa de ramos generales en el medio del campo en el valle de Genoa cerca de Gobernador Costa, negocio que terminó siendo referencia obligada en la provisión de insumos.

“De a poco, fueron comprando campos y dedicándose a la cría de bovina y ovina”, recordó García Diez, médico veterinario de 38 años recibido en Río Cuarto, muy vinculado con la Sociedad Rural de Esquel, también hace unos años fundaron con otros productores de la zona el Grupo CREA Esquel del que fue presidente y este año es Vocal en la región Patagónica CREA (una región bastante nueva que abarca 5 provincias, tiene unos 9 grupos -algunos en formación- y 80 miembros).

Los García Diez son 4 hermanos (además de Ignacio, Gastón, Guido -trabaja también en el campo- y Milagros). Todos nacieron en Bahía Blanca pero después de la separación de sus padres se fueron con su madre, Paula Gonzalo, a vivir a la Patagonia.

“El recuerdo de chico son las vacaciones en las que siempre veníamos al sur, recorrer a caballo las pampas y sierras, la pesca también me gustaba mucho, nos divertíamos”, contó García Diez. “Después nos instalamos en Esquel y todos los fines de semana nos íbamos al campo, que se llama El Chalet y está a 180 km, aquellos años hicieron mella y me inyectaron la pasión por el campo y la ruralidad”.

Paula -su madre- se hizo cargo del campo sin conocer demasiado el manejo y la producción de la zona. “Cuando volvió al sur eran en los años 90, que fueron años muy difíciles para el sector ovino, decidió participar de la Sociedad Rural Esquel algo que le fue mucha utilidad como aprendizaje”, contó García Diez, quien actualmente vive con su familia en Esquel pero va y viene al campo, no sólo a El Chalet, también administra un campo 260 km al sur de Esquel.

En el campo familiar tienen ovinos con los que producen lana de la raza merino y también una cabaña de toros hereford y angus. También producen carne ovina y venden terneros para invernada.

“Hoy estamos atravesando una sequía importante, va a ser un verano durísimo, este año va a ser más difícil porque fue un invierno 2021 seco y de altas temperatura y es una zona que depende mucho de las precipitaciones y nevadas invernales porque son las que mantienen las vertientes y arroyos con agua”, contó García Diez. Además venimos con una tendencia de mayores temperaturas y menor régimen pluviométrico.

Es cierto que actualmente, a diferencia de lo que sucedía hace un par de décadas, hay más tecnología para poder afrontar mejor estos sucesos climáticos. “Desde suplementos a monitoreos satelitales del crecimiento de los pastizales que nos sirven mucho para, por lo menos, mantenernos en situaciones difíciles”, contó García Diez.

“En 10-20 años evolucionó muchísimo en la posibilidad que tenemos de acceder a información de calidad por el monitoreo de pastizales, con profesionales en la zona para hacer esto que antes no había y hay más relación con universidades, por ejemplo con la UBA”, contó García Diez. Y agregó: “También se trabaja mucho para ajustar los parámetros de suplementación, el trabajo con suplementos como biosales y balanceados, que hoy también están disponibles y nos sirven mucho para encarar destetes precoces y dietas preparto en ovinos y bovinos”.

En ovinos hasta hace poco no había muchas experiencias de suplementación. “Ha cambiado la forma en la que se da el suplemento y las opciones, y lo que remarco es la oportunidad de poder adquirir conocimiento y capacitarnos de manera virtual, que con la pandemia se potenció esta posibilidad, hoy podés escuchar a gente de primer nivel sin tener que viajar a grandes centros urbanos, eso abrió una bisagra”, contó García Diez.

En lo que respecta al mercado lanero, el productor contó que venían “con años de muy buenos precios de la lana, aunque la pandemia los golpeó y ahora se va recuperando un poco”.

“Lo que más nos complican son las cuestiones internas del país, la diferencia entre el dólar exportación y el dólar interno, la inflación, las retenciones porque los insumos son en dólares y cobramos en pesos, y así”, dijo García Díez.

“En lo que es servicios estamos muy atrasados, aislados, es uno de los principales problemas para producir en Patagonia, porque son grandes extensiones, muy lejanas de pueblos o lugares donde haya conexión y hoy no tener internet es una limitante enorme, no se puede vivir sin conexión incluso porque dificulta conseguir empleados”, reconoció García Díez.

No tener conectividad hoy complica a los que están a la actividad para ver los mercados, pero también para capacitarse y que los profesionales que viven allí no queden aislados, sino que puedan informarse.

La otra limitante no es virtual, sino concreta. “Se hace difícil llegar a los campos y eso también aísla muchísimo, es común tener campos a cientos de kilómetros”, contó. “La energía eléctrica, es otra limitante, adquirir energías renovables no es sencillo”, relató el productor.

Así y todo, la otra cara de la moneda es el potencial que tiene la Patagonia analizada a través de los ojos del mercado mundial. “La marca Patagonia es reconocida en el mundo, hoy hablar de Patagonia fuera del país es hablar de naturaleza, orgánico y bienestar, y todo eso da un plus económico que se puede aprovechar”, opinó García Diez. Y agregó: “Tenemos una marca para usar y aprovechar”.

Hoy, no obstante, hay una realidad: “Fueron muchos años complicados de sequía, cenizas de volcán, la multiplicación de predadores, baja rentabilidad que hizo que muchos productores emigraran a la ciudad, pero si aparecen las posibilidades concretas de mediano y largo plazo es probable que se revierta en parte esta situación, sobre todo campos de cordillera y pre cordillera o la costa.

Quienes tienen menos de 40 años tienen un gran desafío: tratar de apalancar la incorporación de nuevas tecnologías al campo. Ojo, quienes tienen más de 40 también lo tienen, quizás su principal escollo sea ir superando día a día su origen analógico para pasarse a un pensamiento digital, en redes, de mayor movimiento, de cambios casi permanentes. Entre ambas ¿generaciones? está el futuro del sector agropecuario-agroindustrial.

“Yo creo que nuestra generación va a tener la responsabilidad de incorporar la tecnología al campo”, disparó García Díez. Y relató: “A la Patagonia vinieron los pioneros hace años e hicieron un gran trabajo en la producción, hoy nuestra materia pendiente es adoptar todo lo nuevo, ya hay muchos profesionales y productores con capacidad y ganas de innovar”.

Claro está que “la conectividad y la comunicación es fundamental para poder acercar a los jóvenes”, reforzó García Díez. En otro orden de cosas, el productor contó que uno de sus desafíos es el compromiso de ser vocal de la región CREA, “consolidar la región en el movimiento, que está en pleno crecimiento pero hay muchos productores que aún no lo conocen”.

Mucho camino recorrido, y mucho por hacer. Potencial para el desarrollo hay. Sólo se necesita alivianar algunas cargas y como pilar fundamental la infraestructura, sea en caminos o en comunicaciones. Ganas, aún a pesar de todo, sobran.

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