En América Latina y el Caribe los gobiernos están impulsando un movimiento decisivo hacia la erradicación del hambre y la lucha contra todas las formas de malnutrición a través de esfuerzos conjuntos para fortalecer la alimentación escolar, una política de impacto generacional.
En los últimos meses, en un hito de cooperación, 16 países de la región ya formalizaron la adhesión a la Red de Alimentación Escolar Sostenible (RAES), una iniciativa de la cooperación Sur-Sur impulsada por la Agencia Brasileña de Cooperación (ABC) y el Fondo Nacional de Desarrollo de la Educación (FNDE) con el apoyo de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) como entidad que facilita este espacio bajo el rol de secretaría ejecutiva. Para el próximo año, la expectativa es el ingreso de más países de la región.
De esta manera, la RAES emerge como un movimiento regional sólido para fortalecer los programas de alimentación escolar en cada uno de sus países miembros. Al firmar esta declaración, los países se comprometen a trabajar colectivamente en una serie de objetivos fundamentales a mediano y largo plazo: expandir la cobertura de estudiantes, mejorar la infraestructura escolar, desarrollar marcos normativos específicos para la alimentación escolar, promover la compra de productos de la agricultura familiar, implementar acciones de educación alimentaria y nutricional, y aumentar los recursos destinados a estos programas.
Es crucial recordar que, de acuerdo con cifras de 2023, 733 millones de personas en el mundo sufren hambre, y en América Latina y el Caribe, 41 millones aún enfrentan esta situación, según el informe Estado de la Seguridad Alimentaria y Nutrición en el Mundo 2024 (FAO, FIDA, OMS, PMA, UNICEF, 2024). A partir de este escenario, los programas de alimentación escolar representan una acción clave para garantizar la seguridad alimentaria, mejorar la nutrición de millones de estudiantes y apoyar el derecho humano a una alimentación adecuada.
Actualmente, los programas de alimentación escolar en la región benefician a aproximadamente 85 millones de estudiantes, convirtiéndose en una acción potente en la lucha contra el hambre. Es una política pública de doble vía: Por un lado garantiza el acceso a alimentos saludables y fomenta hábitos alimentarios que contribuyen a la formación de ciudadanos más conscientes del impacto de la alimentación en su salud y por otro, fortalece los vínculos con la agricultura familiar, que provee productos frescos, adecuados y saludables a los estudiantes, promoviendo así el desarrollo territorial local con la generación de ingresos a miles de familias que destinan sus productos a estos programas.
Desde la FAO valoramos este avance y el papel que la RAES desempeña en la promoción del diálogo y el intercambio de experiencias entre países, orientado a fortalecer los programas de alimentación escolar en toda la región. La Red RAES actúa como un vocero clave de las necesidades de la alimentación escolar de América Latina y el Caribe en importantes foros regionales y globales, como la Comunidad del Caribe (CARICOM), la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), la Alianza Contra el Hambre y la Pobreza del G20, y la Coalición Global de Comidas Escolares. Es esencial seguir trabajando unidos y en red para avanzar hacia una mejor producción, una mejor nutrición, un mejor ambiente y una vida mejor, sin dejar a nadie atrás.
Najla Veloso, coordinadora del proyecto Agenda Regional para Alimentación Escolar Sostenible en América Latina y el Caribe – Programa de Cooperación Internacional Brasil-FAO