La inserción laboral de la juventud rural tiene lugar dentro del contexto de un fuerte cambio demográfico en general, pero especialmente en las zonas rurales dónde hubo un importante declino en el número de niños, uno más leve en el número de jóvenes y un aumento sustancial de la población de mediana y avanzada edad (gráfico 1). Esto se explica por una mayor longevidad de la población, una fuerte caída de la natalidad y la migración, esencialmente de jóvenes en edad de procrear.
Actualmente (a 2015) se estima que 121,8 millones de personas viven en las áreas rurales de los 20 países que conforman a América Latina, es decir, el 19,9% de la población total de la región (CEPAL/CELADE, 2013).
Gráfico 1: América Latina (20 países), 2005 y proyecciones para 2015 y 2025: Población rural según tramos de edad.
A su vez se puede observar cómo variaron las tasas de crecimiento anual entre 2003 y 2012 para los distintos subgrupos de edad y categorías ocupacionales en los ocho países para los cuales se tenían dos puntos en el tiempo, y para el conjunto de los mismos. Varias de las tasas de crecimiento son notables, por la dirección y magnitud del cambio que denotan, sea en términos relativos cuando partían de números relativamente pequeños, sea por lo que significan en números absolutos, o ambos.
Se requiere de otro tipo de análisis para hacer proyecciones y aventurarse a sacar conclusiones sobre la evolución futura del empleo juvenil en el sector agrícola y rural no agrícola, y sobre su probable impacto en el empleo decente pero, de todos modos, los datos y la magnitud de los cambios invitan a reflexionar y también a acelerar algunas acciones.