El tomate es un fruto nativo de la zona oeste de Sudamérica, originalmente descrito como de pequeño tamaño de coloración amarilla, confundido por los europeos con un fruto venenoso similar a la belladona, y que luego fue comercializado por los españoles en el Viejo Continente. Domesticado en primera instancia por los Aztecas en Centroamérica, no fue hasta 1544 en Italia, donde describieron al tomate amarillo como “mala aurea”, “pomodoro” o “manzana dorada”. Se cree que durante el periodo de domesticación de la especie y para diferenciarse de frutas venenosas, se seleccionaron cultivares de coloración roja, tal como los conocemos hoy en día.
En la actualidad el tomate amarillo es presentado como una hortaliza de especialidad, principalmente utilizado para consumo fresco en sándwich y ensaladas. Su utilidad es la misma que la de su contraparte roja, haciéndose presente en preparaciones culinarias calientes o frías. Posee una textura carnosa, pudiendo ser cherry o beef. Su piel es gruesa y dura, lo que lo convierte en una buena alternativa para periodos de postcosecha prolongados. Algunas variedades indeterminadas de tomate amarillo como Gualdino, pueden presentar frutos que llegan a pesar hasta 350 g. Por otro lado, y en comparación al tomate rojo convencional, esta variedad posee un sabor más dulce, menos ácido y con diferentes tipos de antioxidantes y vitaminas.
Según el USDA, el tomate amarillo aporta un 20% más de calorías que el tomate rojo, además de un mismo contenido de proteínas y calcio, un 4% menos de fibra, 3% más de hierro, fósforo y potasio, un 1,6% más de zinc. Son ricos en niacina, relacionada con la vitamina B3.
Asimismo, el tomate amarillo contiene el doble de ácido fólico que el tomate rojo. Eso sí, es deficiente en Vitamina C y licopeno.
Para obtener frutos con el valor nutricional ya señalado se debe considerar que, en términos productivos, son muy similares a los tomates rojos. Un programa promedio de tomates amarillos para temprana a media estación debe considerar una preparación de suelo durante mayo y junio, y previo a las lluvias es importante realizar una desinfección adecuada debido a que algunas variedades suelen ser susceptibles a nemátodos. En caso de cultivo bajo invernadero, se sugiere una temperatura entre los 18 a 25 °C, con malla antiáfido para disminuir la incidencia de mosquita blanca o bien invernadero con cubierta plástica con antesala de doble entrada y control de temperatura.
PRODUCIRLO EN CHILE
Según los resultados obtenidos en el Proyecto FIC ejecutado por el CER, “Transferencia evaluación de variedades de hortalizas exportables” en la Región de O’Higgins, la implementación de los almácigos de estos tomates puede demorar entre 35 a 45 días en estar óptimos para el trasplante a mediados de agosto, cuando las plántulas presenten entre dos a tres hojas verdaderas. Es importante recalcar que ciertas variedades de tomate amarillo indeterminado pueden presentar un alto vigor, el cual debe ser manejado mediante desbrotes y sistemas de conducción. Una plantación de tomates amarillos indeterminados, considerando un arreglo de racimo entre 5 a 6 frutos, en un solo eje de conducción puede llegar a considerar 33.000 plantas por hectárea, presentando un alto nivel de competencia por luz, dando como resultado frutos entre los 200 a 250g. Por otra parte, al considerar dos ejes, podría encontrarse un óptimo de 20.800 pl/há, obteniéndose frutos sobre los 250g, considerando entre 7 a 8 racimos por eje. En última instancia, el proyecto arrojó que se puede conducir en tres ejes, tomando en cuenta 14.000 pl/há, pero se debe trabajar en la aireación para evitar enfermedades.
En términos de plagas y enfermedades, el tomate amarillo presenta los mismos problemas que el convencional, siendo las más frecuentes la polilla del tomate y la mosquita blanca, además de ser moderadamente atacado por Fusarium sp. y Pseudomona sp.
En la Zona central de Chile, una plantación, en doble eje, trasplantada a mediados de agosto comenzará sus primeras cosechas a finales de noviembre, con eventos de cosecha hasta finales de marzo, pudiendo llegar a rendir más de 200 ton/há en casos óptimos.
MERCADOS
Debido a que es una variedad de especialidad (no commodity), su mercado es reducido, razón por la cual no es posible observar grandes plantaciones de este tomate; sin embargo, dentro del mercado gourmet nacional, este producto no compite con el tomate rojo, por considerárseles completamente distintos entre sí.
En cuanto a mercados internacionales, este tipo de tomate es apetecido en California, EE.UU. y debido a sus características anatómicas, es posible de exportar ya que tiene una epidermis gruesa que le permite durar entre 30 a 40 días a 4°C sin presentar pudriciones, cosechado en estado pintón y, finalmente presentando 6 a 10 días de “shelflife”.
Se debe considerar que la coloración óptima de cosecha va desde estado pintón a color crema, y su consumo desde crema hasta amarillo claro. Los tomates que presentan coloración amarillo oscuro, cercano a anaranjado, suelen ser castigados por el consumidor final por pérdida de textura. Eso sí, esto último depende de la variedad, ya que no se aprecia en tomates amarillos cherry.
En términos nutricionales y manejos no hay muchas diferencias con el tomate rojo, por lo que los costos de producción pueden ser similares. Finalmente, este tipo de hortalizas de especialidad, pueden ser una buena alternativa para productores que necesiten diversificar su oferta y responder a mecados de nicho específicos, ya que el consumidor final puede beneficiarse de consumir una hortaliza distinta, cosméticamente atractiva, y que además posee importantes aportes nutricionales que aportan a una buena salud.