El maíz y el poroto son los protagonistas de los sembríos, que se intercala con algunas filas o kazhiles de cebada, arveja, haba, quinua y kiwicha o amaranto, además de achogchas, papas y mashua, entre otros.
Cuentan los abuelos, que en tiempos antiguos jamás un hombre podía sembrar el maíz en otra época que no fuera el mes lunar adecuado y en momentos de Luna creciente, nunca en menguante. Es que en tiempos ancestrales, los pueblos andinos veneraban el maíz como a una deidad, lo sembraban en la chakra junto a sus viviendas porque era una parte esencial de su supervivencia.
Hernán Loyola, en su libro ‘La chakra cultivo integral andino’, señala que en estos sembríos convivían una serie de plantas, con calendarios propios que promovían el bienestar y la armonía de los habitantes.
En nuestros pueblos, el maíz y el poroto son los protagonistas de la chakra, dado su valor altamente nutritivo, aunque también se acostumbra intercalar la siembra con algunas filas o kazhiles de cebada, arveja, haba, quinua y kiwicha o amaranto. Hay además plantas dispersas de achogchas, papas, ocas, mellocos, mashua, jícamas, y se dejan crecer plantas de ataco y paico. En los extremos se observan plantas de chocho (tawri).
Por último, cuando las plantas de maíz han adquirido cierto desarrollo, se siembran sambos y zapallos. “Estos cumplen con dos objetivos: eliminar la presencia de plantas no deseadas y cubrir el suelo para evitar el efecto erosionador de las lluvias”, indica Loyola en su obra.
Así, la chacra entrega alimentos durante todo el año, de julio a agosto se cosecha. Cuando los alimentos empiezan a escasear, hacia febrero y marzo, se recoge la cebada, habas, arveja, choclos, poroto, achogchas, sambo tierno, y frutas como capulí, durazno y manzana.
Costumbres
Para la siembra de la chacka se respetaba el calendario agri-luni-solar. Durante los meses de lluvia se sembraba, pero en época de sequía y heladas, se dejaba descansar el terreno. Para preparar la tierra se utilizaba el arado, es decir, se la removía con la yunta conformada por un par de bueyes enlazados con un yugo.
Pedro Janeta, oriundo de la parroquia Cacha de Riobamba, explica en su obra ‘Memoria Ancestral’, que en el callejón interandino, la época para la siembra del maíz fue la de Killa Raymi, que corresponde al mes de septiembre, que coincide con el equinoccio y con las primeras lluvias que permiten la fecundación del maíz. Sin embargo, en la agricultura industrializada ya no se toma en cuenta el calendario agrícola relacionado con las fases lunares.
Según la cosmovisión andina, la tierra de cultivo o Allpamama es femenina, por eso debe ser abierta por el hombre, mientras que la mujer es la encargada de depositar las semillas.
“Es como si se abriera el vientre de la madre tierra y se depositara los óvulos (semillas) para que fecunde y prosperen sus hijos (los cultivos). De preferencia, es la mujer quien realiza las labores de cuidado de la chacra, como si cuidara de sus guaguas (hijos)”, destaca el investigador e ingeniero agrónomo, Hernán Loyola. (F)
LA FRASE
La chakra es parte de un vivir y consecuentemente de la filosofía andina”.
Hernán Loyola, investigador e ingeniero agrónomo.
DATOS
-Término. Los kazhiles es el nombre de origen cañari con el que se conoce a las hileras de diferentes cultivos intercalados en la chakra.
-Conocimientos. Para la siembra se respetaba el calendario agri-luni-solar. En los meses de lluvia se sembraba y en sequía descansaba el terreno.
-Alimento. La quinua, debido a su alto contenido de ácidos grasos, aminoácidos, minerales y elementos menores, se la considera un alimento completo.
Las plantas de la chakra forman parte de la fito-farmacia
las plantas que se cultivan en la chakra son consideradas como parte de una fito-farmacia andina. Según el investigador, Hernán Loyola, la achogcha se emplea como cardiotónico, para enfermedades del riñón, se coloca una gotita para infecciones del oído, soasada para anginas e inflamación del cuello y el agua de su cocción sirve para el control de la diabetes.
El ají se utiliza para evitar la gripe, comoinfusión para dolores estomacales o intestinales y para los cólicos.
El maíz tiene diversos usos, por ejemplo el pelo de choclo (akchachokllu) alivia las molestias de los riñones; la tuza quemada contrarresta las hemorragias vaginales; la chicha de maíz es buena para arrojar los cálculos renales o de la vesícula, narra Loyola en su libro ‘La chakra cultivo integral andino’.
“La chakra es la vida misma de la comunidad rural andina, en la que se observa una interrelación runa-cultivo-cosmos (deidad), que lastimosamente está malográndose debido a las características del sistema actual”, concluye. (F)