Según publica un estudio realizado por el Centro de Investigación y Tecnología Agraria (CITA) de la DGA, la recolección de trufas y setas genera al año 18,5 millones de euros en la provincia de Teruel. La principal fuente de ingresos proviene de la comercialización de trufas, con un valor anual de 9,2 millones de euros. Le siguen la venta de setas, con 4,6 millones; el turismo micológico, con 2,9; y la recolección para el autoconsumo, con 1,8 millones de euros.
El estudio, llamado Potencial Micológico de la Provincia de Teruel, analiza la capacidad productiva de las setas más codiciadas, como el porro, el robellón, la colmenilla, la seta de cardo o la babosa negra. En total, la provincia tiene capacidad para producir 11.453 toneladas anuales de estos hongos comestibles, destacando las comarcas productoras de Gúdar-Javalambre y la Sierra de Albarracín.
Pujante truficultura
La investigación dedica una atención especial a la producción trufera. Teruel dispone de 201.840 hectáreas aptas para la producción de trufa negra y otras 394.019 hectáreas para la trufa de verano, menos cotizada que la anterior.
Las tierras adecuadas para cosechar trufa negra se reparten por todas las comarcas, salvo el Bajo Martín, aunque los mejores montes corresponden a la Comunidad de Teruel, Gúdar-Javalambre, Sierra de Albarracín y Jiloca.
El CITA señala que las plantaciones truferas “aumentan año a año” en la provincia, sumando 7.200 hectáreas, de las que solo la mitad están en producción. El organismo estima la cosecha anual procedente de los cultivos en 76.600 kilos.
El dossier evalúa también el impacto económico de la afición a la recolección de setas. Considera que existen 27.250 recolectores turolense, de los cuales solo el 9% se dedica a esta actividad con fines comerciales. La especie más buscada es el robellón, seguida de la seta de cardo. En torno a la mitad de los robellones recogidos en la provincia se destinan a la comercialización y el resto, al autoconsumo. Entre todas las especies comercializadas y sin contar las trufas, se venden 440 toneladas de hongos al año.
Otra actividad generadora de recursos económicos es el turismo micológico, una afición que practican cada año 129.600 visitantes de la provincia. El 5% de los usuarios de las oficinas de turismo de Teruel se declararon “micoturistas”.
Para aprovechar y, a la vez, regular este sector se han creado en la provincia los cotos micológicos, que limitan la cantidad que se puede recoger, establecen una cuota y realizan una labor de control y asesoramiento de los recolectores.
Entre los aspectos negativos de la micología turolense, el análisis destaca la recolección incontrolada, la posible incidencia del cambio climático, la “gobernanza complicada” del sector, la falta de gestión forestal y la inaplicación de la legislación.