Este viernes 7 de julio se celebra el día Mundial de la Conservación del Suelo, un recurso no renovable que no solo permite la producción de alimentos y la filtración del agua, sino que es un aliado imprescindible para combatir el cambio climático, sin embargo, de acuerdo a datos de la FAO, alrededor de un tercio de los suelos del mundo se consideran degradados, lo que representa unos 2 mil millones de hectáreas de tierra.
Por ello, es importante reconocer el daño que existe en el mismo hasta la actualidad, además, de conocer la acciones que pueden ayudar a prevenir que este recurso no renovable continúe desgastándose.
Frente a la situación, la empresa BASF ha buscado brindar innovaciones tecnológicas con el fin de convertirse en un aliado para la conservación de los suelos, ya que, por medio de la aplicación de tecnologías avanzadas para recolectar y analizar datos, es posible monitorear y predecir eventos de manera eficiente, lo que facilita la toma de decisiones rápidas y oportunas para mitigar el impacto de las actividades agrícolas en los suelos.
La agricultura inteligente o ‘Smartfarming’ es un concepto que se fundamenta en no desperdiciar nada: ni terreno, ni productos, ni recursos vitales como el agua.
Conforme a lo que indica BASF, con el uso de la tecnología en el campo, el agricultor puede hacer seguimiento de sus cultivos de manera precisa para determinar, sin equívocos, dónde es conveniente intervenir, además ayuda a la producción sostenible mejorando las prácticas agrícolas.
“Al hacer las aplicaciones de productos –agroquímicos y fertilizantes- de forma directa y precisa, no habrá residuos de estos que contaminen la tierra y el agua. De esa manera, se disminuyen, por ejemplo, los gases de efecto invernadero, la deforestación y se utiliza mejor el recurso natural”, explica Fernando Mora, coordinador de Gestión de Producto de BASF para Ecuador y Colombia.
El experto sostiene que el uso de la inteligencia artificial y algoritmos en los cultivos hace posible calcular hasta en un 99 % la presencia de enfermedades y malezas, convirtiendo estas herramientas en una gran ventaja en temas de productividad.
Mora, a su vez, destaca la importancia de la implementación de esta tecnología en los cultivos ecuatorianos, sobre todo considerando las exigencias de los mercados internacionales, “la tecnificación en el campo es vital para la competitividad del país, pues el uso de estas técnicas que permiten producciones eficientes y seguras con el medio ambiente y el uso del suelo, siguen mejor los lineamientos de los entes de control que dan las certificaciones de calidad de los productos.”