¿Cómo aporta la cascarilla de arroz en el abono fermentado?
La cascarilla de arroz:
Mejora las características físicas del suelo y de los abonos orgánicos, facilitando la aireación, absorción de humedad y el filtraje de nutrientes.
Beneficia el incremento de la actividad macro y microbiológica de la tierra al mismo tiempo que estimula el desarrollo uniforme y abundante del sistema radical de las plantas. Es una fuente rica en sílice, lo que favorece a los vegetales para darle una mayor resistencia contra insectos y microorganismos. A largo plazo, se convierte en una constante fuente de humus. En la forma de cascarilla carbonizada, aporta principalmente fósforo y potasio, al mismo tiempo que ayuda a corregir la acidez de los suelos.
Recomendaciones:
La cascarilla de arroz puede ocupar, en muchos casos, hasta un tercio del volumen total de los ingredientes de los abonos orgánicos. Es recomendable para controlar los excesos de humedad cuando se están preparando los abonos fermentados.
Puede ser sustituida por cascarilla de café o pajas bien secas y trituradas. En algunos casos y en menor proporción, los pedazos de madera también pueden sustituirla dependiendo del tipo de madera que los originen, dado que algunas tienen la capacidad de paralizar la actividad microbiológica de la fermentación de los abonos por las substancias tóxicas que poseen.
Investigadores españoles y colombianos, han conseguido transformar cáscaras de arroz en un fantástico fertilizante orgánico. En las pruebas realizadas, ha sido capaz de duplicar la producción media de arroz.
Además del uso como fertilizante, en el proceso también se extrae silicio orgánico que se puede usar para la industria cosmética y farmacéutica, a la vez que se regenera la tierra de cultivo.
Bioarroz soluciona tres graves problemas al mismo tiempo:
- Producción eficiente de alimentos esenciales.
- Reciclaje de la cascarilla de arroz, un residuo muy contaminante.
- Regeneración de los suelos erosionados.
Si atendemos a los datos oficiales de la FAO, el arroz es el alimento más consumido del mundo. Su cultivo es fundamental para la alimentación de la población mundial, especialmente en los países más pobres.
Su mayor productor mundial, África, tiene un bajo rendimiento de cultivo, 2 toneladas/hectárea frente a la media mundial de 4.5 toneladas/hectárea. Mucha culpa de ello lo tiene la falta de fertilizantes, su alto coste los hace prohibitivos para algunos agricultores.
Diferencia de crecimiento usando el humus generado por Bioarroz.
Si mejoráramos la fertilización lograríamos incrementar la producción de arroz por hectárea y así abaratar el coste del fertilizante. Lo que llevaría al pecio del arroz a bajar.
La cascarilla de arroz no tiene valor comercial en África, incluso se está convirtiendo en un grave problema medioambiental para ellos.
Bioarroz ha patentado un proceso que, mediante el uso de la lombriz roja californiana, recicla la cascarilla de arroz transformándola en humus sólido y liquido. En el proceso se extrae silicio y calcio orgánicos.
El uso de este fertilizante duplica la producción de arroz por hectárea, sin necesidad de usar productos químicos que contaminan el suelo. También se ahorra agua, ya que es necesario menos riego.