Un aumento en la temperatura estándar de la mayoría de los alimentos congelados en 3 grados desde -18°C podría reducir las emisiones de carbono en el equivalente a sacar 3,8 millones de automóviles de las carreteras, según un estudio del Instituto Internacional de Refrigeración con sede en París, la Universidad de Birmingham y la Universidad South Bank de Londres, entre otros con el apoyo de DP World.
La mayoría de los alimentos congelados se transportan y almacenan a -18°C, un estándar que se estableció hace 93 años y no ha cambiado desde entonces. El estudio encontró que un cambio a -15°C podría tener un impacto ambiental significativo sin comprometer la seguridad o calidad de los alimentos, permitiendo:
- Ahorrar 17,7 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono al año, lo que equivale a las emisiones anuales de 3,8 millones de automóviles al año.
- Generar ahorros de energía de alrededor de 25 teravatios/hora (TW/h): 17,64% del consumo de electricidad de los Emiratos Árabes Unidos.
- Reducir los costos en la cadena de suministro en al menos un 5% y en algunas áreas hasta en un 12%
Coalición de la industria
DP World ha creado una coalición de toda la industria para explorar la viabilidad de este cambio, denominada Join the Move to -15°C, la que tiene como objetivo redefinir los estándares de temperatura de los alimentos congelados para reducir los gases de efecto invernadero (GEI), reducir los costos de la cadena de suministro y asegurar los recursos alimentarios para la creciente población mundial.
A la coalición ya se han sumado organizaciones industriales líderes, entre ellas: AJC Group, EE.UU.; Maersk, Dinamarca; Daikin, Japón; Global Cold Chain Alliance; Kuehne + Nagel International, Suiza; Lineage, EE.UU.; MSC, Ginebra; y ONE, Singapur.
Maha AlQattan, directora de sostenibilidad del grupo DP World, dijo que “Los estándares de alimentos congelados no se han actualizado en casi un siglo. Hace tiempo que deberían revisarse” y agregó que “un pequeño aumento de temperatura podría tener enormes beneficios pero, por muy comprometida que esté cada organización individual, la industria sólo puede cambiar lo que es posible trabajando en conjunto”.
En ese sentido, añadió que “con esta investigación y con nuestra coalición recién formada, nuestro objetivo es apoyar la colaboración en toda la industria para encontrar formas viables de lograr la ambición neta cero compartida del sector para 2050”.
“El cambio a -15°C reunirá a la industria para explorar estándares nuevos y más ecológicos para ayudar a descarbonizar el sector a escala global. A través de esta investigación, podemos ver cómo podemos implementar tecnologías de almacenamiento accesibles en todos los mercados para congelar alimentos a temperaturas sostenibles, al tiempo que reducimos la escasez de alimentos para las comunidades vulnerables y desarrolladas”, añadió AlQattan.
Fomentar la resiliencia alimentaria
Si bien la congelación de alimentos prolonga la vida útil de los alimentos, conlleva un costo ambiental significativo, ya que se requiere entre un 2% y un 3% más de energía por cada grado bajo cero en el que se almacenan los alimentos.
La industria de la logística está trabajando para descarbonizar y hacer frente al aumento de las facturas de energía. Sin embargo, la demanda de alimentos congelados está aumentando a medida que evoluciona el apetito en los países en desarrollo y los consumidores preocupados por los precios buscan alimentos nutritivos y sabrosos a precios más asequibles.
Al mismo tiempo, los expertos estiman que el 12% de los alimentos producidos anualmente se desperdicia debido a la falta de logística refrigerada y congelada, llamada “cadena de frío” en la industria, lo que pone de relieve una importante necesidad de mayor capacidad.
Los estudios también sugieren que cada año se desperdician 1.300 millones de toneladas de alimentos comestibles, un tercio de la producción mundial para consumo humano.
La necesidad es particularmente aguda en áreas como el África subsahariana y el subcontinente indio. Según la Organización para la Agricultura y la Alimentación, hoy en día más de 820 millones de personas pasan hambre y 2.000 millones (aproximadamente una cuarta parte de la población mundial) padecen inseguridad alimentaria.
El profesor Toby Peters, de la Universidad de Birmingham y la Universidad Heriot-Watt y director del Centro de Refrigeración Sostenible, dijo: “Las cadenas de frío son una infraestructura crítica, vital para una sociedad y una economía que funcionen bien. Respaldan nuestro acceso a alimentos y salud seguros y nutritivos, así como nuestra capacidad para estimular el crecimiento económico”.
Y añadió: “La infraestructura de la cadena de frío, y la falta de ella, tienen implicaciones para el cambio climático global y el medio ambiente”.