lunes, 16 septiembre 2024.
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INTERNACIONAL: Vigilancia y adaptabilidad serán claves ante posible empeoramiento de las condiciones tras el Año Nuevo chino

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El inicio de 2024 planteó de inmediato una serie de desafíos para la industria marítima y logística: los conflictos en Palestina y Ucrania, la grave sequía que afecta al Canal de Panamá y los ataques terroristas de los hutíes a la flota mercante en el Mar Rojo han concentrado la atención. Ahora se suma el potencial cierre de la frontera de EE.UU. con México, que abarca cruces clave para el comercio internacional como Laredo y Eagles Pass, debido a las restricciones con que la administración de Joe Biden pretende enfrentar la ola migratoria. Para el analista de la industria marítima, portuaria y logística Jon Monroe, “si incluso estos problemas se resuelven, las repercusiones serán de un gran alcance”.

De acuerdo con el analista es prudente para los propietarios de carga y expedidores ya iniciar los preparativos para la próxima temporada de contratos de largo plazo transporte marítimo, ante “un panorama que plantea desafíos sin precedentes”. Detalla que las tensiones geopolíticas a nivel mundial, las negociaciones laborales de la International Longshoremen’s Association (ILA) que reúne a los estibadores de la Costa Este de EE.UU. (USEC) y los bloqueos parciales en los canales de Panamá y Suez están remodelando la dinámica del tránsito y las consideraciones a la hora de estimar los costos, particularmente para los usuarios de los puertos de la USEC, puesto que “las previsiones y presupuestos que antes eran fiables están ahora sujetos a una mayor volatilidad”, sostiene.

Señala que para aquellas empresas que entregan productos a través de los puertos de la USEC, un enfoque proactivo implicaría “rellenar las estimaciones de costos y tránsito”. Por otro lado, La alternativa de utilizar los puertos de la costa oeste de EE.UU. (USWC), a pesar de los costos asociados a los tránsitos Mediterranean-Latin America Bridge (MLB), se convierte en una opción viable para mitigar las incertidumbres ante los siempre cambiantes acontecimientos globales. Sin embargo, apunta que “con los cierres de la frontera de Texas y una importante acumulación de camiones, incluso esta alternativa presenta desafíos”.

Jon Monroe ya había anticipado que las líneas navieras recurrirían a su vieja arma para ajustar su capacidad (y las tarifas): los blank sailings, estrategia que, estima, creará una acumulación (y por tanto un desbalance de contenedores) que se extenderá hasta el período de abril a mayo.

Además, proyecta que las líneas navieras que enfrentan presiones financieras se verán obligadas a negociar mejores tarifas de contrato. Esto porque “las severas limitaciones a los tránsitos de buques en los canales de Panamá y Suez las dejarán con pocas opciones más que desviar los buques, lo que resulta en rutas alternativas muy extensas para los buques con destino a la USEC”, indica.

Impulso a las tarifas 

De acuerdo con Monroe, es probable que toda esta situación afecte las tarifas, y las líneas navieras consideren incluir costos adicionales para el transporte de contenedores hacia la USEC. De este modo, expone, la diferencia entre las tarifas de la USEC y la USWC, que ya supera los US$1.000, refleja la naturaleza dinámica de la industria naviera en respuesta a las disrupciones.

Plantea además que, a medida que las líneas navieras ajustan sus estrategias y modelos de tarifas para alinearse con la evolución de las rutas marítimas globales, el diferencial entre ambas costas puede ampliarse aún más. En ese punto remarca que, en 2024, “una convergencia de factores, incluidas las tensiones geopolíticas y los bloqueos de canales, preparan el escenario para posibles aumentos de tarifas para las negociaciones de contrato, lo que subraya la necesidad de planificación estratégica y flexibilidad para navegar las complejidades de la industria naviera”.

Lo anterior, proyecta Monroe, “indica una alta probabilidad de que los espacios y los contenedores sigan siendo escasos durante el nuevo período de contratos, lo que respaldará una tarifa base más alta para 2024/2025 a favor de las líneas navieras”.

Ante esto, señala, algunas empresas, influenciadas por las tarifas más altas, han retrasado temporalmente los nuevos pedidos. Sin embargo, sostiene que muchos propietarios de carga todavía han conseguido espacios con tarifas de contrato más bajas.

Por último, Jon Monroe expone que “si bien las lecciones del Covid subrayan la importancia de las estrategias de gestión de riesgos y cambios, las circunstancias actuales, aunque desafiantes, no pintan un panorama de un colapso logístico importante en el horizonte inmediato. Sin embargo, se prevé que las condiciones puedan empeorar después del Año Nuevo chino, lo que requerirá vigilancia y adaptabilidad en el panorama logístico”.

 

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El inicio de 2024 planteó de inmediato una serie de desafíos para la industria marítima y logística: los conflictos en Palestina y Ucrania, la grave sequía que afecta al Canal de Panamá y los ataques terroristas de los hutíes a la flota mercante en el Mar Rojo han concentrado la atención. Ahora se suma el potencial cierre de la frontera de EE.UU. con México, que abarca cruces clave para el comercio internacional como Laredo y Eagles Pass, debido a las restricciones con que la administración de Joe Biden pretende enfrentar la ola migratoria. Para el analista de la industria marítima, portuaria y logística Jon Monroe, “si incluso estos problemas se resuelven, las repercusiones serán de un gran alcance”. De acuerdo con el analista es prudente para los propietarios de carga y expedidores ya iniciar los preparativos para la próxima temporada de contratos de largo plazo transporte marítimo, ante “un panorama que plantea desafíos sin precedentes”. Detalla que las tensiones geopolíticas a nivel mundial, las negociaciones laborales de la International Longshoremen's Association (ILA) que reúne a los estibadores de la Costa Este de EE.UU. (USEC) y los bloqueos parciales en los canales de Panamá y Suez están remodelando la dinámica del tránsito y las consideraciones a la hora de estimar los costos, particularmente para los usuarios de los puertos de la USEC, puesto que “las previsiones y presupuestos que antes eran fiables están ahora sujetos a una mayor volatilidad”, sostiene. Señala que para aquellas empresas que entregan productos a través de los puertos de la USEC, un enfoque proactivo implicaría “rellenar las estimaciones de costos y tránsito”. Por otro lado, La alternativa de utilizar los puertos de la costa oeste de EE.UU. (USWC), a pesar de los costos asociados a los tránsitos Mediterranean-Latin America Bridge (MLB), se convierte en una opción viable para mitigar las incertidumbres ante los siempre cambiantes acontecimientos globales. Sin embargo, apunta que “con los cierres de la frontera de Texas y una importante acumulación de camiones, incluso esta alternativa presenta desafíos”. Jon Monroe ya había anticipado que las líneas navieras recurrirían a su vieja arma para ajustar su capacidad (y las tarifas): los blank sailings, estrategia que, estima, creará una acumulación (y por tanto un desbalance de contenedores) que se extenderá hasta el período de abril a mayo. Además, proyecta que las líneas navieras que enfrentan presiones financieras se verán obligadas a negociar mejores tarifas de contrato. Esto porque “las severas limitaciones a los tránsitos de buques en los canales de Panamá y Suez las dejarán con pocas opciones más que desviar los buques, lo que resulta en rutas alternativas muy extensas para los buques con destino a la USEC”, indica. Impulso a las tarifas  De acuerdo con Monroe, es probable que toda esta situación afecte las tarifas, y las líneas navieras consideren incluir costos adicionales para el transporte de contenedores hacia la USEC. De este modo, expone, la diferencia entre las tarifas de la USEC y la USWC, que ya supera los US$1.000, refleja la naturaleza dinámica de la industria naviera en respuesta a las disrupciones. Plantea además que, a medida que las líneas navieras ajustan sus estrategias y modelos de tarifas para alinearse con la evolución de las rutas marítimas globales, el diferencial entre ambas costas puede ampliarse aún más. En ese punto remarca que, en 2024, “una convergencia de factores, incluidas las tensiones geopolíticas y los bloqueos de canales, preparan el escenario para posibles aumentos de tarifas para las negociaciones de contrato, lo que subraya la necesidad de planificación estratégica y flexibilidad para navegar las complejidades de la industria naviera”. Lo anterior, proyecta Monroe, “indica una alta probabilidad de que los espacios y los contenedores sigan siendo escasos durante el nuevo período de contratos, lo que respaldará una tarifa base más alta para 2024/2025 a favor de las líneas navieras”. Ante esto, señala, algunas empresas, influenciadas por las tarifas más altas, han retrasado temporalmente los nuevos pedidos. Sin embargo, sostiene que muchos propietarios de carga todavía han conseguido espacios con tarifas de contrato más bajas. Por último, Jon Monroe expone que “si bien las lecciones del Covid subrayan la importancia de las estrategias de gestión de riesgos y cambios, las circunstancias actuales, aunque desafiantes, no pintan un panorama de un colapso logístico importante en el horizonte inmediato. Sin embargo, se prevé que las condiciones puedan empeorar después del Año Nuevo chino, lo que requerirá vigilancia y adaptabilidad en el panorama logístico”.