La pudrición negra del camote es una enfermedad devastadora causada por el hongo Ceratocystis fimbriata.

Desde finales del siglo XIX, la podredumbre negra del camote ha amenazado con destruir hasta el 30% de la cosecha de camote en los Estados Unidos. En 2015, todos los estados productores de camote en Estados Unidos experimentaron uno de los peores brotes registrados en la historia, con pérdidas reportadas de hasta el 60%.

Si bien los fungicidas pueden ayudar a controlar la enfermedad, no son una solución sostenible, especialmente con las restricciones volátiles sobre los residuos de fungicidas en los principales mercados de exportación. Una estrategia de gestión adicional es el mejoramiento asistido por efectores, un enfoque novedoso para desarrollar cultivos resistentes a enfermedades.

Los efectores son proteínas secretadas por patógenos que modulan sus plantas hospedadoras a nivel molecular y celular. En lugar de los métodos de mejoramiento tradicionales, que pueden llevar muchos años e implicar pruebas y errores extensos, el mejoramiento asistido por efectores utiliza efectores específicos del patógeno para identificar y seleccionar rápidamente plantas que tienen resistencia a la enfermedad. Esto acelerará los programas de mejoramiento, lo que conducirá al desarrollo de variedades de camote resistentes a la pudrición negra y a la reducción de las pérdidas de cultivos.

Dulce venganza de batatas
Lina Quesada-Ocampo (izquierda) y Camilo Parada-Rojas (derecha) inspeccionando una placa de agar que contiene un cultivo puro del hongo patógeno del camote Ceratocystis fimbriata. Crédito: Camilo Parada-Rojas y Lina Quesada-Ocampo

Hasta ahora, los investigadores tenían un conocimiento limitado de la biología de C. fimbriata, lo que creaba una barrera en el manejo de esta enfermedad. Para abordar esto, el investigador Camilo Parada-Rojas del laboratorio de Lina Quesada-Ocampo en la Universidad Estatal de Carolina del Norte y sus colegas se centraron en identificar las proteínas efectoras producidas por C. fimbriata durante la infección.

El estudiopublicado en Molecular Plant-Microbe Interactions (MPMI) , identificó 31 genes efectores de C. fimbriata. Al catalogar estos efectores, los investigadores pueden comprender mejor cómo el hongo infecta el camote e identificar posibles huéspedes objetivo para el cultivo de variedades resistentes. Además, el estudio sugiere una fase biotrófica, en la que el hongo se alimenta de las raíces vivas de almacenamiento del camote antes de matarlo, lo que proporciona una nueva perspectiva sobre cómo progresa la enfermedad.

Esta investigación proporciona conocimientos pioneros sobre la biología de C. fimbriata y destaca objetivos potenciales para la reproducción asistida por efectores. Si bien los hallazgos son prometedores, las aplicaciones prácticas en el control de enfermedades y el fitomejoramiento requerirán más tiempo e investigación.

Parada-Rojas afirma: “Hay un largo camino desde la investigación básica hasta la aplicación en el mundo real, pero el potencial de tener un impacto significativo en la resiliencia de los cultivos y la seguridad alimentaria lo hace increíblemente gratificante”.

Mientras tanto, los conocimientos del estudio sobre la evolución y la estabilidad de los patógenos pueden servir de base para el seguimiento de enfermedades, ayudando a rastrear y gestionar la propagación de C. fimbriata de manera más eficaz, acercando a la ciencia un paso más hacia la preparación del camote para el futuro.

Más información: Camilo H. Parada-Rojas et al, Repertorio efector del patógeno fúngico de la pudrición negra del camote Ceratocystis fimbriata, Interacciones moleculares entre plantas y microbios (2024). DOI: 10.1094/MPMI-09-23-0146-FI

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