La cosecha de maíz avanza en Ecuador y los productores reportan una recuperación paulatina en la comercialización del grano. Daniel Celi, productor de la zona costera entre Santo Domingo y Quinindé, indicó a este medio que, aunque el inicio de la cosecha fue difícil por la falta de compradores, actualmente la industria ha comenzado a dinamizar el mercado, con precios que rondan los 17 dólares por quintal.
“Al principio fue complicado, pero ahora se está comercializando. El precio no es el mejor, pero es mejor que los 16.50 que recibíamos antes”, señaló.
Celi estima que en su zona ya se ha cosechado entre el 45% y 60% del maíz sembrado, con mejores condiciones de calidad del grano en comparación con el inicio de la campaña, afectada por las lluvias.
Sin embargo, advierte sobre un problema estructural que pone en riesgo la sostenibilidad de la actividad: la volatilidad de los precios y el desbalance generado por las importaciones. Según el productor, el alto precio del maíz en la cosecha anterior (cerca de 20 dólares) motivó a muchos agricultores a sembrar más, lo que generará una mayor oferta este ciclo. Sin una regulación clara de las importaciones, el exceso de oferta podría nuevamente deprimir los precios.
“Todos los años es lo mismo: un ciclo bueno, otro malo. Si tuviéramos un precio más estable, de unos 18 dólares, podríamos llegar a ser autosuficientes en unos dos años”, aseguró.
También cuestionó el impacto real de los anuncios oficiales de compra por parte del Estado. “Sirve más la demanda de las empresas. Lo que ayudó fue que el ministro prestó atención al reclamo de los maiceros, eso presionó a los industriales”, explicó.
Celi hizo énfasis en la necesidad de censos y registros para saber con exactitud cuántas hectáreas se siembran en el país y cuántas semillas se comercializan, lo cual ayudaría a planificar mejor la producción y las importaciones. Asimismo, pidió abrir el debate sobre el uso de transgénicos como una alternativa para mejorar la competitividad frente a países como Argentina, donde los costos de producción son menores gracias a tecnologías que permiten reducir el uso de agroquímicos.
“Nosotros no podemos competir con países que usan transgénicos, que gastan menos en fitosanitarios. Allá el maíz es más barato porque producirlo cuesta menos”, dijo.
Aunque reconoció que el Ministerio de Agricultura ha tenido buenas intenciones, también criticó que muchas decisiones se toman en espacios cerrados con participación limitada. “Siempre convocan a los mismos. A los que tenemos un criterio técnico más fuerte no nos llaman porque cuestionamos. Eso tiene que cambiar”, concluyó.