Una investigación pionera realizada por Embrapa Meio Ambiente, en colaboración con UniSENAI y otras instituciones, demostró que una gestión inteligente del riego, combinada con el uso de reguladores del crecimiento vegetal (PGR), puede aumentar significativamente la productividad y calidad del café Arábica, incluso en condiciones de sequía severa.
El estudio, liderado por la investigadora Miroslava Rako?evi? (Unicamp), utilizó por primera vez el modelado 3D de la arquitectura de las plantas para analizar cómo el manejo hídrico y hormonal influye en el desarrollo de los frutos de la variedad Catuaí Rojo IAC 144. Los resultados revelan que el riego puntual, aplicado durante seis semanas en la fase crítica de maduración, mantiene la fotosíntesis y la asimilación de carbono en niveles elevados, garantizando mayor energía para el llenado de granos.
Sin embargo, este riego también puede retrasar la maduración. Para contrarrestar ese efecto, el equipo aplicó dos PGR: ácido giberélico (GA3), que ayudó a uniformar y anticipar la maduración, y etefón, que aceleró el proceso e incrementó la cantidad de compuestos fenólicos, esenciales para el sabor y el potencial antioxidante del café. No obstante, este último mostró efectos secundarios como caída de hojas y frutos, especialmente en ausencia de riego.
Producción más precisa y sostenible
La investigadora Eunice Batista Reis, de Embrapa, destacó que el impacto del manejo no solo se refleja en la cantidad de granos, sino también en su composición química y ubicación dentro de la planta. Los frutos del dosel medio y superior presentaron mayores niveles de lípidos y compuestos como el kahweol, esenciales para el aroma y la calidad de la bebida.
Además, el modelado 3D reveló la importancia estratégica de las ramas de tercer orden, responsables de hasta el 37% de los granos maduros en plantas irrigadas, lo que sugiere que las prácticas de poda y manejo del dosel deben adaptarse para incluir estas estructuras clave.
El estudio utilizó herramientas avanzadas como CoffePlant3D y VegeSTAR, que permitieron visualizar con alta precisión cómo la arquitectura vegetal y la distribución de los frutos afectan la eficiencia fotosintética y la calidad del grano.
Resiliencia climática para el café del futuro
La investigación fue realizada durante la cosecha de 2018, un año marcado por una intensa sequía entre abril y mayo, periodo crítico para el desarrollo del grano. Este tipo de escenario se ha vuelto cada vez más común en las regiones cafetaleras de Brasil, afectadas por el cambio climático.
Para Fábio Takeshi Matsunaga (UniSENAI-PR), el estudio demuestra que es posible mantener la calidad del café incluso bajo estrés hídrico, siempre que se apliquen estrategias precisas de manejo hídrico y hormonal. “Además de mejorar la calidad sensorial, estas prácticas son sostenibles, ya que reducen el uso excesivo de agua y productos químicos”, señaló.
Una nueva era para la caficultura brasileña
El equipo de investigación, también integrado por Maria Brígida dos Santos Scholz (Instituto Agronómico de Paraná), concluye que el futuro del café depende de una gestión más precisa, capaz de equilibrar productividad, calidad y sostenibilidad. Para los productores, el mensaje es claro: invertir en tecnologías de riego y reguladores de crecimiento ya no es una opción, sino una necesidad para garantizar el éxito en un clima cambiante.
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