Recientemente, el BID extendió a Ecuador una garantía de USD 400 millones, que serviría de aval para el país en caso de que decida salir con una emisión de bonos de la deuda externa.
Los desembolsos de los organismos multilaterales y bilaterales de crédito ascenderán a USD 4.500 millones en 2022, dijo a PRIMICIAS el ministro de Finanzas, Simón Cueva.
Se trata créditos con tasas de interés de 1,9% en promedio y plazos de entre 10 y 27 años.
La estrategia de este Gobierno es maximizar el acceso a financiamiento con multilaterales, que mantienen bajas sus tasas de interés, en un entorno mundial en que el costo del crédito está al alza, de acuerdo con el ministro.
Entre los multilaterales que han extendido créditos o han desembolsado préstamos este año para Ecuador se hallan el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la CAF.
Los USD 4.500 millones esperados hasta diciembre incluyen los nuevos desembolsos pendientes del FMI, que son parte del programa de crédito acordado con Ecuador en 2020 y renegociado en 2021.
Cueva dice que la relación entre Ecuador y los multilaterales pasa por un buen momento, pues los organismos ven a Ecuador como un país serio que está poniendo sus finanzas en orden.
Nuevo escenario fiscal
En 2022 Ecuador necesitaría financiamiento de USD 9.850 millones, esto para cubrir el déficit fiscal que cerrará el año en un nivel cercano al 2,0% del PIB y para pagar las amortizaciones de capital de la deuda pública.
Aunque, Cueva estima que la necesidad de financiamiento podría ser menor porque ha mejorado el escenario fiscal para Ecuador.
Entre los factores que explican el nuevo momento fiscal del país están:
Mayores ingresos tributarios provenientes de la reciente reforma tributaria, especialmente por los pagos realizados en marzo y abril, y un mayor control a la evasión de impuestos por parte del Servicio de Rentas Internas (SRI).
El aumento del precio internacional del petróleo, lo que deja más ingresos al Estado.
La recuperación económica tras la pandemia de Covid-19, que se expresa en el crecimiento de las ventas del sector privado y la recaudación de impuestos.
Es algo que no ocurría en la última década. “Nos dicen que somos tacaños”, agrega Cueva antes de señalar que su gestión busca un manejo “serio, transparente y honesto” de las finanzas públicas.