En un recorrido por los últimos veinte años de la industria láctea, Verónica Chávez Mangín, directora ejecutiva del Centro de la Industria Láctea de Ecuador, reflexiona sobre los desafíos que enfrenta el sector. Desde sus inicios, impulsado por siete industrias líderes, hasta la actualidad, la competencia desleal y la creciente informalidad han marcado la trayectoria de un mercado vital para la economía.
Chávez detalló los impactos económicos del 2022, especialmente tras un aumento de precios en abril que resonó en la canasta básica y desencadenó una caída del 16% en el consumo de lácteos. Aunque las ventas reflejan un aparente crecimiento, la directora subrayó que esto se debe al incremento de precios, no a una mayor demanda o consumo, revelando una brecha significativa entre las cifras de venta y la realidad del mercado lácteo.
Al proyectarse hacia el 2023, destacó una disminución generalizada en todas las categorías de productos lácteos. La leche fluida lidera la caída con un impacto del 16% en la canasta básica. La disminución del acopio en un 4% y la caída en el consumo plantean desafíos significativos que el sector busca abordar para mantener su competitividad.
El llamado a las nuevas autoridades es claro: Se necesita un reglamento que establezca reglas justas para el pago a los productores y garantice un funcionamiento equitativo del mercado. Chávez resalta la importancia de trabajar en conjunto para subsanar los errores en la ley divulgada en agosto de 2022, promoviendo un enfoque en cadena y considerando la sostenibilidad económica del sector.
Desde el Centro de la Industria Láctea, el compromiso con la sostenibilidad ambiental y la reducción de la informalidad se manifiesta como prioridad. La directora expresó la preocupación del centro por impulsar estas tres aristas: sostenibilidad ambiental, reducción de informalidad y promoción de la competitividad, pilares fundamentales para el futuro del sector lácteo en un contexto económico desafiante.