No cesa la tala en la Amazonía, así como el transporte y la comercialización de madera ilegal por todo el país. Según funcionarios de control, en el negocio intervienen bandas delincuenciales.
Por: Martha Luz Forero C.
A los sonidos vibrantes de la selva tropical amazónica se suman, con preocupante frecuencia, el ruido de las motosierras y el estruendo de la caída de los árboles. Con la tala inicia el proceso de explotación y comercialización maderera, que puede ser legal o ilegal, dependiendo de si cumple o no con lo establecido en el Código Orgánico del Ambiente (COA), expedido en el año 2017, junto con su reglamento y acuerdos ministeriales. Sin embargo, ya sea legal o ilegal, la tala está relacionada con el cambio climático y sus graves efectos, como sequías e inundaciones, que actualmente afectan a la humanidad.
En el artículo 318, numeral 11, del COA se establece como una infracción muy grave “el aprovechamiento, tenencia, posesión, uso, transporte, movilización, almacenamiento, procesamiento y comercialización de productos forestales maderables y no maderables de especies nativas que estén en alguna categoría de amenaza, condicionadas o restringidas, sin la autorización administrativa”.
Específicamente en el negocio de la madera ilegal se da una “concurrencia de delitos: tala y movilización de madera no autorizada y falsedad en documentos públicos”, como lo indica el abogado Paúl García Ramos, especializado en derecho ambiental. En su estudio jurídico lleva en este momento 19 casos relacionados con el tráfico de madera ilegal, los cuales se encuentran en trámite ante la autoridad ambiental nacional.
Siguiendo la pista a la madera ilegal
Una parte de la madera ilegal procedente del Oriente ecuatoriano pasa por Santo Domingo de los Colorados, y tiene como destino Manta, Guayaquil y Huaquillas, desde donde se envía a los mercados internacionales, así lo indica Mario Coronel, ingeniero forestal y exfuncionario del antiguo Ministerio del Ambiente (MAE), entidad en la que se desempeñó como supervisor forestal.
Coronel afirma que las maderas más apetecidas provienen de árboles como el cedro (Cedrela odorata), la caoba (Swietenia macrophylla), el seike (Jacaranda copaia) y el moral (Morus alba), con alto valor en el mercado. Algunos de ellos están señalados en el Libro Rojo de especies endémicas del Ecuador como especies amenazadas, condicionadas o restringidas. Según Coronel, el tráfico ilegal de estas maderas “no va a desaparecer por las falencias que existen en los puestos de control forestal”.
En efecto, las fallas en la supervisión no son difíciles de verificar. Durante una visita al puesto fijo de inspección forestal y de vida silvestre de Tandapi (Pichincha), se pudo comprobar que no hay autoridad que obligue a los camiones a una revisión aleatoria y permanente, para detectar el transporte de madera ilegal y de especies silvestres. Cientos de vehículos de carga pasan cubiertos con carpas, debajo de las cuales llevan cualquier tipo de mercancía. Los conductores de los vehículos pueden estar pasando madera ilegal y simplemente no parar en el control. Es su modus operandi establecido para evadir la supervisión.
DECOMISO. Madera ilegal retenida en el puesto fijo de Control forestal de Tandapi.
Actualmente, los grupos de delincuencia organizada brindan «cobertura al negocio» de la madera ilegal en todo el país para evadir los puestos móviles de control de las autoridades. Estos grupos emplean tácticas avanzadas, utilizando motos o camionetas «campaneras» que preceden al camión que transporta la madera ilegal, mientras otros vehículos lo siguen para reforzar la cobertura. Los miembros de la caravana delictiva están armados y dispuestos a amenazar a los policías y al personal de control forestal, según señala un agente de la Unidad de Policía Medio Ambiental (UPMA), cuyo nombre reservamos para proteger su integridad. La misma fuente indica que “en los camiones transportadores de madera se camuflan sustancias sujetas a fiscalización, y también madera ilegal. Esta práctica la llaman “sánduche”.
Los controles móviles para vigilar el transporte de madera ilegal se dan solamente una vez al mes, por falta de personal, tanto del Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica, (Maate) como de la UPMA. Sobre esta situación pedimos información al Proyecto del Sistema Nacional de Control Forestal y Vida Silvestre del Maate, y hasta el cierre de esta edición no obtuvimos respuesta.
En los últimos cuatro años, en el Maate de Santo Domingo solo se han registrado 130 procesos sancionatorios a transportadores de madera que no han podido justificar la totalidad del material que llevan. Estos procesos han representado multas a favor de la provincia Tsáchila cercanas a los 50.000 dólares, según indica la abogada Linda Arciniega, analista legal en control forestal y vida silvestre.
“El Maate en Santo Domingo ha registrado 130 procesos sancionatorios a transportadores de madera que no han podido justificar la totalidad del material que transportan. Estos procesos han representado multas a favor de la provincia cercanas a los 50.000 dólares”.
Las guías, otro problema
El presidente de la Asociación de Madereros de Santo Domingo, Fabián Jiménez, afirma que en el país el 50% de las guías de movilización (autorizaciones para transportar la madera) son ilegales. Al mismo tiempo, dice que existen madereros inescrupulosos y autoridades que se dedican a hacer planes de manejo (licencias forestales), así como a emitir y vender guías de movilización que no corresponden con la realidad.
En la provincia de Santo Domingo de los Tsáchilas circula madera proveniente de Napo, Sucumbíos y Orellana. Parte de esa madera del Oriente se comercializa en los depósitos y aserraderos de la cabecera cantonal. Según Jiménez, “el negocio de la madera fina ya no es rentable debido a los sustitutos actuales, como los materiales metálicos y los tableros de aglomerado”.
Visitamos algunos depósitos de madera en Santo Domingo de los Colorados para cotizar el precio del material que normalmente se utiliza en la construcción de una casa y sus muebles. Comprobamos que dentro de la oferta un cliente puede adquirir sin restricción el guayacán, el canelo y el moral, especies amenazadas por la sobreexplotación. Al final de la experiencia, obtuvimos una proforma por el costo de 4.500 dólares para la compra de 600 tablas de canelo de 25 cm x 2.40 m que podíamos llevar en ese momento.
Entretanto, la deforestación continúa en todo el territorio nacional, especialmente en la región amazónica. El impacto de esta inconsciente práctica profundiza la crisis del cambio climático y agrava las situaciones de sequía e inundaciones que se presentan alrededor del mundo. El ruido de las motosierras no debe callar el vibrante sonido natural de nuestras selvas tropicales.
Aporte
Martha Luz Forero es docente de la Escuela de Comunicación de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, sede Santo Domingo.
Este reportaje se realizó con financiamiento de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid), como parte del proyecto de Cobertura de Delitos Ambientales entre la Wildlife Conservation Society (WCS) y la Universidad San Francisco de Quito (USFQ).
A su vez, la iniciativa responde al programa regional Conservando Juntos en las provincias amazónicas.