Los productores de carne de cerdo en Ecuador han levantado la voz de alarma en medio de las negociaciones del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Canadá, advirtiendo que el acuerdo podría poner en grave peligro a la industria porcina local. Contribuyendo alrededor de 1.000 millones de dólares anuales y generando 180.000 empleos, principalmente en zonas rurales, el sector porcino ecuatoriano es un pilar de la economía y depende en gran medida de la producción nacional de maíz, absorbiendo unas 500.000 toneladas al año.
Sin embargo, los porcicultores enfrentan condiciones adversas en comparación con sus competidores canadienses. En Ecuador, el costo de los insumos agrícolas es más elevado, el sector padece inseguridad, fallas en el suministro eléctrico y un aumento constante en los costos laborales. En contraste, los productores de carne de cerdo en Canadá reciben un apoyo gubernamental de 6.000 millones de dólares anuales, lo que los convierte en el cuarto mayor exportador mundial de carne de cerdo, con un 65% de su producción destinado al mercado internacional.
Los líderes del sector porcícola ecuatoriano temen que la apertura a las importaciones de carne de cerdo canadiense podría reducir la producción nacional en un 46%, resultando en pérdidas de hasta 800 millones de dólares en ventas y un impacto económico de 307 millones de dólares. Además, se estima que podrían desaparecer alrededor de 165.000 empleos directos.
Por ello, el gremio solicita que la producción de carne de cerdo sea excluida de las disposiciones comerciales del TLC, argumentando que sus condiciones requieren una consideración especial en la negociación. En un llamado a las autoridades, los porcicultores insisten en que se declare su sector como “ultrasensible”, una medida que consideran crucial para proteger la economía ecuatoriana y evitar un daño irreparable al tejido productivo y laboral del país.