sábado, 19 abril 2025.
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BRASIL: Enfermedades en cultivos deben intensificarse con cambio climático, advierte Embrapa

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La crisis climática tendrá graves efectos en el campo: enfermedades de las plantas más severos, resistentes y difíciles de controlar. Un estudio realizado por investigadores de Embrapa indica que alrededor del 46% de las enfermedades agrícolas que ocurren en Brasil deberían volverse más severas para el año 2100, con impacto directo en cultivos estratégicos como arroz, maíz, soja, café, caña de azúcar, verduras y frutas. El aumento de la temperatura y los cambios en el régimen de lluvias deben favorecer los hongos, los virus y los vectores, lo que requiere que el país se reestructure en los sistemas de monitoreo y control fitosanitario.

La proyección proviene de una amplia revisión científica que evaluó 304 patosistemas (configurados por patógenos y plantas huéspedes) relacionados con 32 de los principales cultivos agrícolas brasileños. La encuesta muestra que los hongos son los patógenos más recurrentes, presentes en casi el 80% de los casos evaluados.

 

Más calor, más enfermedades

El cambio climático debería hacer que el medio ambiente sea aún más propicio para la propagación de los patógenos. El estudio destaca que el aumento promedio de la temperatura puede superar los 4,5oC en algunas regiones brasileñas para finales de siglo, si el mundo no toma medidas para frenar el cambio climático. Para las enfermedades causadas por hongos, como la antracnosis y el moho (foto a la derecha, en la calabaza), este escenario crea condiciones ideales para la proliferación. Los cambios en las precipitaciones, con periodos más intensos o intensos, también interfieren con la dinámica de las enfermedades.

La predicción de enfermedades en un escenario de cambio climático es un reto complejo que requiere la continuidad de la investigación y la implementación de nuevas estrategias de adaptación, dice la investigadora Francislene Angelotti, de Embrapa Semirido (PE).Francislene AngelottiEmbrapa Semiárido También hace hincapié en la importancia de las inversiones para fortalecer los sistemas y estructuras nacionales de salud vegetal y promover la innovación científica para hacer frente a los desafíos que plantea el cambio climático.

Ampliación de los vectores

No sólo los hongos que se preocupan. Las enfermedades transmitidas por vectores, tales como ambázanes, cochnilhas, triples, moscas blancas (foto abajo) y ácaros, también deben aumentar de importancia en todo el territorio nacional. Según el investigador Wagner Bettiol, de Embrapa Meio Ambiente (SP), el ciclo de vida de estos insectos se hace más corto con calor, y su longevidad tiende a aumentar. Esto significa poblaciones más grandes, más activas y más largas durante el año. La consecuencia es un alto riesgo para cultivos como papas, plátanos, tomates, cítricos y maíz, que ya están afectados por estas plagas.

Impacto en los plaguicidas agrícolas

Las investigaciones muestran que el cambio climático puede afectar la eficacia de los plaguicidas agrícolas, lo que requiere ajustes en las estrategias fitosanitarias de control. Toda la dinámica de fungicidas en las plantas (la forma en que son absorbidas, transportadas y degradadas) puede cambiar con el nuevo escenario climático que también causará cambios morfológicos y fisiológicos en las plantas.

Con esto, el uso de productos químicos puede ser menos eficiente o requerir más aplicaciones, lo que aumenta los costos y los riesgos ambientales. Este escenario ya impulsa la búsqueda de alternativas, especialmente los llamados agentes de control biológico, como los biopesticidos.

Brasil es líder en biocontrol, pero necesita avanzar

Brasil es ahora el mayor productor y consumidor de biopesticuros del mundo y tiene la mayor superficie agrícola bajo control biológico. Según Research and Markets, se espera que el mercado global de estos productos alcance los 19.490 millones de dólares en 2030.

A pesar del protagonismo, los investigadores advierten que el país necesita fortalecer la adaptación de estos bioagentes a las nuevas condiciones climáticas. Necesitamos urgentemente desarrollar bioherbicidas y productos biológicos que aumenten la eficiencia del uso de nitrógeno y reduzcan el estrés abiótico vegetal, dice Bettiol. También aboga por el avance en la creación de soluciones biológicas para el control de enfermedades estratégicas como la roya asiática de la soja y la roya del café, además de la selección de agentes de biocontrol adaptados al nuevo clima.

Seguimiento y acción coordinada

Dado el escenario proyectado, los expertos recomiendan una combinación de acciones para proteger campos brasileños como análisis de riesgos, prevención, adaptación, fortalecimiento de la vigilancia fitosanitaria, expansión de las inversiones en investigación y fomento de la cooperación internacional. Entre las medidas a corto plazo se encuentran el uso de sistemas de cultivos diversificados, la integración de diferentes tecnologías de gestión, el uso de agentes biológicos y la adopción de modelos de previsión epidemia y alerta.

Recopilar estos desafíos requiere políticas públicas eficaces y un esfuerzo coordinado entre agricultores, científicos y gobiernos para garantizar la seguridad alimentaria y la sostenibilidad del sector agrícola, dijo Angelotti. Señala que la adaptación al cambio climático en el campo no puede depender sólo de los agricultores: se necesita una articulación entre la ciencia, el gobierno y el sector productivo.

Riesgo fitosanitario es estratégico para el país

El estudio también apunta a la amplia gama de patógenos vegetales en Brasil, debido a su diversidad agrícola que se extiende sobre un vasto territorio con climas variados, cubriendo plantas tropicales y templadas. Estas características refuerzan la necesidad de evaluaciones regionalizadas basadas en la dinámica de los problemas fitosanitarios en diferentes áreas productoras y escenarios futuros.

La investigadora de Embrapa Medio Ambiente Emilia destaca la importancia de los estudios sobre la distribución espacial y temporal de patógenos en los escenarios de riesgo de cambio climático. Para ella, es necesario que contengan experimentos en condiciones de campo para identificar la vulnerabilidad y adoptar medidas para proteger los sistemas de cultivo.

Dice que las proyecciones climáticas indican aumentos de temperatura en Brasil de hasta 4.5oC para 2100, en ciertas regiones y estaciones del año. Además, Hamada explica que los resultados indican un empeoramiento del riesgo de enfermedades fúngicas, como la atracnosis y el moho, debido a los aumentos de la temperatura y los cambios en el régimen de precipitaciones, dependiendo de la región del país.

Los escenarios de riesgo son cruciales para identificar la vulnerabilidad de los sistemas de cultivo a las enfermedades en los escenarios del cambio climático y se necesitan nuevos avances científicos para prevenir eficazmente los daños económicos y ambientales, dijo Hamada.

Ciencia y adaptación como caminos

El estudio de Embrapa destaca que el cambio climático ya está moldeando el futuro de la agricultura brasileña. Si no se hace nada, el daño económico y ambiental puede ser severo. Pero con la planificación, la innovación y las acciones coordinadas, el país puede transformar el desafío en una oportunidad para modernizar su sistema de defensa vegetal.

https://www.embrapa.br/busca-de-noticias/-/noticia/99781504/doencas-em-lavouras-devem-se-intensificar-com-as-mudancas-climaticas-alerta-embrapa

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