martes, 26 noviembre 2024.
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Colombia: 2016 año para revolucionar el agro

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El acuerdo de paz con las Farc, la devaluación del peso frente al dólar, los bajos precios del petróleo, el cambio climático y la creciente demanda mundial por alimentos jugarán un papel importante en las perspectivas del agro colombiano para 2016.

El sector agropecuario de Colombia ha vivido entre grandes oportunidades, principalmente generadas por los recursos naturales y ventajas comparativas con las que cuenta nuestro país, ventajas que aún no se han aprovechado.

Hoy, que el petróleo ha bajado su precio drásticamente, la industria ha perdido su dinamismo y la minería entra en una etapa más lenta de crecimiento, el agro se convierte en un sector que estará en las primeras páginas de la agenda nacional. Su capacidad de generar empleo y riqueza para el país está latente. Sin embargo, debemos adelantar grandes cambios en la estructura de desarrollo agropecuario para que pasemos de las oportunidades a las realidades.

 La devaluación del peso frente al dólar jalonará los rubros de exportadores y los que tienen alto potencial de comenzar a exportar. Aunque en el año 2015 todavía no se ha reflejado un aumento en las exportaciones, estas siguen dependiendo en gran medida de productos tradicionales como el banano, las flores y el café, mientras que las importaciones se han mantenido altas al llegar a 10’290.000 toneladas en 2014, cuando en el 2000 eran 5’578.000 toneladas, lideradas principalmente por cultivos transitorios como lo son el maíz, el trigo y la soya.

Para que las exportaciones aumenten necesitaremos generar más valor agregado a la producción y dar impulso a nuevos productos, como las frutas, hortalizas y el cacao, que han venido creciendo lentamente en áreas de siembra pero que requieren de certificaciones para ingresar a mercados mundiales, mayor oferta y un ecosistema de exportación que necesita de la interacción entre los diferentes eslabones de la cadena de valor.

El proceso de paz con las Farc traerá incertidumbre para el sector, los detalles de la negociación serán importantes para reajustar las políticas públicas y para que nuevos inversionistas tomen decisiones frente a las nuevas reglas de juego. Seguramente tendremos un política enfocada a la economía campesina y otra para zonas cómo los Llanos Orientales que tendrá más flexibilidad frente al ingreso de grandes capitales. El acuerdo puede generar muchas expectativas y confianza para inversionistas, aunque es muy posible que los acuerdos tengan componentes que van en contravía de la apertura económica que ha tenido el país con los tratados de libre comercio y esto dificultará que entren nuevos jugadores de forma ágil y práctica. En el tema de tierras, la ley de Zidres dará seguridad a los inversionistas, faltará evaluar qué tan práctica será en su ejecución.

El cambio climático jugará un papel fundamental. Tendremos épocas de verano y de invierno acentuadas. La única forma de controlar parcialmente los fenómenos naturales será con distritos de riego y drenajes que deberán hacerse mediante concesiones y alianzas público privadas.

Para aprovechar las oportunidades de la coyuntura mundial, el agro colombiano requiere una revolución. Esta se basará en el conocimiento, la tecnología, la inversión y la creación de nuevos ecosistemas de desarrollo productivo.

Del conocimiento podemos decir que será la pieza fundamental de la competitividad. En el 2016 comenzaremos a entender que la tierra no es el bien más valioso, sino el conocimiento para saber qué y cómo producimos. Los programas técnicos del Sena, los convenios internacionales y la apertura para que profesionales de otros países vengan a Colombia serán claves para una transferencia de conocimiento rápida y eficiente. El agro no sólo necesita información técnica, es igual de importante el conocimiento de otros sectores y de otros profesionales expertos en temas de mercadeo, ingenierías, comunicaciones, administradores, entre otros.

La tecnología será una herramienta clave para ser más competitivos. Evidentemente la maquinaria agrícola, equipos de poscosecha, distritos de riego, redes de frío, almacenamiento, serán fundamentales: sin embargo, hemos entrado en la era del desarrollo virtual, en donde las redes de conocimiento colaborativo, comercialización, monitoreo de cultivos, interacción entre personas de diferentes eslabones de la cadena hace que el agro sea mucho más dinámico, tenga herramientas más eficientes y les dé acceso a muchas personas que antes no lo tenían.

El fomento de la inversión será determinante, la devaluación hace que el agro sea muy atractivo para la inversión extranjera. El salario de los operarios del campo pasó a ser 40 % más competitivo en el último año, los precios del petróleo han contrarrestado un poco el aumento de precios de algunos agroinsumos y las exportaciones tienen grandes posibilidades de aumentar para el año 2016. Tenemos algunas restricciones que pueden hacer más lento el proceso y que si el Gobierno actúa rápidamente en asuntos como el de la seguridad jurídica de las tierras, el régimen impositivo para la producción agropecuaria, la legislación y normas frente a países con los que tenemos TLC y la ejecución rápida de las obras de infraestructura, tendremos muy buenas perspectivas de crecimiento.

Los ecosistemas productivos han funcionado en rubros como la palma, el café y el banano. Se necesita de un engranaje de la cadena de valor para que productos como el aguacate, el mango, la piña y el cacao puedan ser productos de altos valores en exportaciones. Los ecosistemas deben tener en cuenta empresas anclas, empresas de servicios, integración entre productores e industriales y sobre todo valor agregado en la producción, factor clave para pasar de ser un país de materias primas a un país que vende productos de valor ajustado a la demanda de los diferentes mercados del mundo.

El año 2016 será de transición positiva para tener un agro generador de riqueza para Colombia, en donde seguramente, si se cumplen las premisas planteadas, podrá ser el reemplazo del petróleo para las nuevas generaciones.

Balance y perspectivas según la SAC

Importaciones al alza
Entre enero y septiembre de 2015 se importaron 8,8 millones de toneladas de alimentos y materias primas agropecuarias por un valor de US$4.451 millones, un aumento de 9,3% en volumen en comparación con el mismo periodo del año anterior, y 6,3% menos en valor.

2,9% creció el PIB agropecuario durante los primeros nueve meses del año.

10% es la caída de las exportaciones del sector en valor sin contar el café, entre enero y octubre.

Menos crédito
Entre enero y octubre de 2015, los desembolsos de crédito para el sector registraron un aumento de 8,3% con preocupantes descensos en los montos para la financiación de actividades productivas, según la SAC.

 

 

 

Fuente: El Espectador | ElProductor.com

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El acuerdo de paz con las Farc, la devaluación del peso frente al dólar, los bajos precios del petróleo, el cambio climático y la creciente demanda mundial por alimentos jugarán un papel importante en las perspectivas del agro colombiano para 2016. El sector agropecuario de Colombia ha vivido entre grandes oportunidades, principalmente generadas por los recursos naturales y ventajas comparativas con las que cuenta nuestro país, ventajas que aún no se han aprovechado. Hoy, que el petróleo ha bajado su precio drásticamente, la industria ha perdido su dinamismo y la minería entra en una etapa más lenta de crecimiento, el agro se convierte en un sector que estará en las primeras páginas de la agenda nacional. Su capacidad de generar empleo y riqueza para el país está latente. Sin embargo, debemos adelantar grandes cambios en la estructura de desarrollo agropecuario para que pasemos de las oportunidades a las realidades.
 La devaluación del peso frente al dólar jalonará los rubros de exportadores y los que tienen alto potencial de comenzar a exportar. Aunque en el año 2015 todavía no se ha reflejado un aumento en las exportaciones, estas siguen dependiendo en gran medida de productos tradicionales como el banano, las flores y el café, mientras que las importaciones se han mantenido altas al llegar a 10’290.000 toneladas en 2014, cuando en el 2000 eran 5’578.000 toneladas, lideradas principalmente por cultivos transitorios como lo son el maíz, el trigo y la soya.
Para que las exportaciones aumenten necesitaremos generar más valor agregado a la producción y dar impulso a nuevos productos, como las frutas, hortalizas y el cacao, que han venido creciendo lentamente en áreas de siembra pero que requieren de certificaciones para ingresar a mercados mundiales, mayor oferta y un ecosistema de exportación que necesita de la interacción entre los diferentes eslabones de la cadena de valor. El proceso de paz con las Farc traerá incertidumbre para el sector, los detalles de la negociación serán importantes para reajustar las políticas públicas y para que nuevos inversionistas tomen decisiones frente a las nuevas reglas de juego. Seguramente tendremos un política enfocada a la economía campesina y otra para zonas cómo los Llanos Orientales que tendrá más flexibilidad frente al ingreso de grandes capitales. El acuerdo puede generar muchas expectativas y confianza para inversionistas, aunque es muy posible que los acuerdos tengan componentes que van en contravía de la apertura económica que ha tenido el país con los tratados de libre comercio y esto dificultará que entren nuevos jugadores de forma ágil y práctica. En el tema de tierras, la ley de Zidres dará seguridad a los inversionistas, faltará evaluar qué tan práctica será en su ejecución. El cambio climático jugará un papel fundamental. Tendremos épocas de verano y de invierno acentuadas. La única forma de controlar parcialmente los fenómenos naturales será con distritos de riego y drenajes que deberán hacerse mediante concesiones y alianzas público privadas. Para aprovechar las oportunidades de la coyuntura mundial, el agro colombiano requiere una revolución. Esta se basará en el conocimiento, la tecnología, la inversión y la creación de nuevos ecosistemas de desarrollo productivo. Del conocimiento podemos decir que será la pieza fundamental de la competitividad. En el 2016 comenzaremos a entender que la tierra no es el bien más valioso, sino el conocimiento para saber qué y cómo producimos. Los programas técnicos del Sena, los convenios internacionales y la apertura para que profesionales de otros países vengan a Colombia serán claves para una transferencia de conocimiento rápida y eficiente. El agro no sólo necesita información técnica, es igual de importante el conocimiento de otros sectores y de otros profesionales expertos en temas de mercadeo, ingenierías, comunicaciones, administradores, entre otros. La tecnología será una herramienta clave para ser más competitivos. Evidentemente la maquinaria agrícola, equipos de poscosecha, distritos de riego, redes de frío, almacenamiento, serán fundamentales: sin embargo, hemos entrado en la era del desarrollo virtual, en donde las redes de conocimiento colaborativo, comercialización, monitoreo de cultivos, interacción entre personas de diferentes eslabones de la cadena hace que el agro sea mucho más dinámico, tenga herramientas más eficientes y les dé acceso a muchas personas que antes no lo tenían. El fomento de la inversión será determinante, la devaluación hace que el agro sea muy atractivo para la inversión extranjera. El salario de los operarios del campo pasó a ser 40 % más competitivo en el último año, los precios del petróleo han contrarrestado un poco el aumento de precios de algunos agroinsumos y las exportaciones tienen grandes posibilidades de aumentar para el año 2016. Tenemos algunas restricciones que pueden hacer más lento el proceso y que si el Gobierno actúa rápidamente en asuntos como el de la seguridad jurídica de las tierras, el régimen impositivo para la producción agropecuaria, la legislación y normas frente a países con los que tenemos TLC y la ejecución rápida de las obras de infraestructura, tendremos muy buenas perspectivas de crecimiento. Los ecosistemas productivos han funcionado en rubros como la palma, el café y el banano. Se necesita de un engranaje de la cadena de valor para que productos como el aguacate, el mango, la piña y el cacao puedan ser productos de altos valores en exportaciones. Los ecosistemas deben tener en cuenta empresas anclas, empresas de servicios, integración entre productores e industriales y sobre todo valor agregado en la producción, factor clave para pasar de ser un país de materias primas a un país que vende productos de valor ajustado a la demanda de los diferentes mercados del mundo. El año 2016 será de transición positiva para tener un agro generador de riqueza para Colombia, en donde seguramente, si se cumplen las premisas planteadas, podrá ser el reemplazo del petróleo para las nuevas generaciones. Balance y perspectivas según la SAC Importaciones al alza Entre enero y septiembre de 2015 se importaron 8,8 millones de toneladas de alimentos y materias primas agropecuarias por un valor de US$4.451 millones, un aumento de 9,3% en volumen en comparación con el mismo periodo del año anterior, y 6,3% menos en valor. 2,9% creció el PIB agropecuario durante los primeros nueve meses del año. 10% es la caída de las exportaciones del sector en valor sin contar el café, entre enero y octubre. Menos crédito Entre enero y octubre de 2015, los desembolsos de crédito para el sector registraron un aumento de 8,3% con preocupantes descensos en los montos para la financiación de actividades productivas, según la SAC.       Fuente: El Espectador | ElProductor.com