Las malezas es uno de los mayores problemas que afectan el desarrollo de la agricultura a nivel mundial.  Su  presencia  en las áreas de cultivo, reducen la eficiencia de fertilizantes y el agua de riego, fortalecen a otros organismos, en especial  plagas y enfermedades (hospederos), reducen severamente el rendimiento y calidad de los cultivos y cosechas (las semillas de las malezas contaminan la producción) e  incrementan los costos operacionales

Según Rodríguez (2009), de cada dólar que  invierte el agricultor en el control de plagas en un cultivo específico, $0,40  van dirigidos al control de malezas. Y en cultivos de alta densidad de desarrollo, por cada maleza presente, resulta una planta  menos de cultivo.

El daño de las malezas puede ser medido como pérdida del rendimiento agrícola por unidad de área cultivable o también reflejado en la afectación de la productividad de una empresa comercial. Se puede estimar que el daño causado por las malezas puede sobrepasar el 30% del rendimiento en un cultivo determinado.

Sumado a esto, las malezas poseen características específicas que las convierten en un problema en los diversos cultivos:

  1. a) Largo período de latencia.
  2. b) Alta capacidad de dispersión de las semillas.
  3. c) Alta diversidad genética, a tal punto que se adaptan a un amplio rango de condiciones ecológicas.
  4. d) Alta velocidad de reproducción, (semillas y vegetativa)
  5. f) Crecimiento vigoroso y rápido
  6. g) Habilidad para sobrevivir y reproducirse bajo condiciones medio ambientales hostiles

Sin embargo el verdadero éxito de las malezas depende de su habilidad para invadir y colonizar o dominar y persistir en un área agrícola determinada.

Esta habilidad  innata de las malezas, sumada a la generalización en el uso de glifosato casi como único herbicida, (en dosis crecientes) y otros herbicidas (sulfonil ureas, imidazolinones, etc)  concibe en que cierto tipo de malezas (ej: Eleusine indica, Echinochloa crus-galli, Amaranthus hybridus, etc.), desarrollen mecanismos de defensa para resistir al control  por medio de presión de selección y pueden crear, por aplicaciones repetidas, problemas de resistencia (en períodos de 4 a 6 años). De igual forma se genera  malezas resistentes por un mal uso de los herbicidas (bajas dosis).

Frente al avance de  malezas resistentes, ADAMA ofrece soluciones al productor, por medio del programa “Malezas Cero”, que engloba  todas nuestras acciones, para concientizar y capacitar a nuestros productores. A su vez, nuestro amplio portafolio de más de 30 herbicidas  entre selectivos y no selectivos, nos permite ofrecer alternativas de mezclas de ingredientes activos y rotación de modos de acción, claves en un buen manejo de resistencia.

ADAMA presenta LINCE (Glufosinato de Amonio  150 g/L; SL) herbicida  post emergente no selectivo, con cierta acción sistémica,   para el manejo de malezas que reportan cierto tipo de resistencia, al igual que tolerancia con algunos herbicidas convencionales, en especial al glifosato,

Gracias a su mecanismo de acción único, (inhibe la acción de la glutamina sintetasa), produce un marcado desorden en los procesos fisiológicos en las células debido a una alta concentración de amoniaco en ellas al tiempo que inhibe el proceso de fotosíntesis, Lince  en la herramienta eficaz  en el control de malezas difíciles;  y en rotación con otros herbicidas previene que las malezas se vuelvan resistentes.

Lince, presenta beneficios claros para el agricultor:

1) Amplio espectro de control.

2) Menor riesgo para el cultivo en la aplicación.

3) Baja posibilidad de resistencia, su mecanismo de acción único que difiere de los herbicidas en los que se han reportado resistencia en los últimos años.

Lince es la herramienta ideal para el control de malezas.

 

 

Fuente: Adama | ElProductor.com

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