Pruebas de ensayo muestran que técnicas de modificación genética pueden utilizarse para aumentar la eficiencia de la fotosíntesis, un hallazgo que podría ayudar a satisfacer la demanda mundial de alimentos

El proyecto, dirigido por Stephen Long de University of Illinois, junto a Krishna Niyogi de University of California, Berkeley, se enfoca en trabajar en temas de fotosíntesis en plantas de tabaco, haciendo que usen la luz de una manera más eficiente. En el estudio publicado esta semana, los investigadores aseguran que han generado cosechas un 20% más grandes, que llegan a ser más altas, con hojas más grandes y raíces más gruesas.

Es el primer estudio en demostrar un aumento significativo en la eficiencia básica de la fotosíntesis, lo que posiciona a los cultivos transgénicos como una excelente herramienta para ayudar a cumplir el aumento que la ONU proyecta del 70% en la demanda alimentaria, durante los próximos 20 años.

Las plantas emplean la fotosíntesis para convertir la luz solar y el dióxido de carbono en energía y carbohidratos. Sin embargo, bajo un sol intenso, se deshacen de los fotones extra que no necesitan. Si el tiempo se nubla, retoman la fotosíntesis, pero sólo lentamente; ese es el proceso que los científicos han optimizado. Para ello añadieron copias extra del gen que regula esa transición, lo que acortó el proceso conocido como el “tiempo de recuperación fotosintética” para que las plantas pudiesen sacar mayor provecho de la luz solar.

Aumentar su presencia en la planta le permitió reaccionar más rápido, las plantas genéticamente modificadas (GM) eran entre un 14% y un 20% más grandes después de tres semanas de cultivo en un terreno de prueba. En declaraciones a The Guardian, el director del proyecto, Stephen Long de la Universidad de Illinois (EE.UU.), afirmó: “No sabemos con certeza que este enfoque vaya a funcionar en otras cosechas, pero ya que nos dirigimos a un proceso universal similar en todas las cosechas, estamos bastante seguros de que sí funcionará”.

El equipo ya ha incorporado los genes en cosechas de arroz y maíz, según la revista Science, y podría servir para que las plantas respondan aún más rápido a las cambiantes condiciones de iluminación.

Long explicó a The New York Times que cree que “se podrían lograr finalmente aumentos de producción de un 50% o más, gracias a la ingeniería genética; y, tal vez, esta tecnología podría generar una segunda Revolución Verde”, una referencia a los aumentos de productividad que los métodos agrícolas modernos aportaron al mundo desarrollado durante el siglo pasado.

 

 

 

Fuente: AGROBIO | ElProductor.com

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