Más allá del aspecto ornamental y las bondades en cuanto a la purificación del aire, los árboles y los bosques cumplen con la absorción del carbono, actuando como bombas naturales de extracción de agua para mantener los caudales de los ríos, estabilizar los suelos y reciclar nutrientes para la agricultura.
En el Día de la Tierra, celebrado hoy, los árboles fueron elegidos este año como temática central, con el objetivo de motivar la plantación de más de 7.000 millones de árboles, uno por cada persona, que vivirán en el planeta en 2020.
Como lo ha anticipado la Organización de las Naciones Unidas (ONU), para esta fecha se ha convocado a millones de personas a marchar por la Tierra, mientras en Nueva York los gobiernos firmarán el nuevo acuerdo de París sobre el cambio climático.
Este acuerdo fue construido en diciembre pasado en la cumbre del clima (COP21) de París, con la participación de 200 países que se comprometieron a gestionar la transición hacia una economía baja en carbono.
El principal objetivo es mantener la temperatura media mundial muy por debajo de 2 grados centígrados respecto a los niveles preindustriales y evitar así los impactos más catastróficos del cambio climático.
Cada Estado se comprometió a tomar las medidas necesarias a nivel nacional para cumplir lo que dice en su contribución, y los que quieran podrán usar mecanismos de mercado (compraventa de emisiones) para cumplir sus objetivos.
De acuerdo a la ONU, el vínculo entre el acuerdo y los árboles es claro: “Los bosques serán aliados claves para combatir el cambio climático y lograr el objetivo a largo plazo de restaurar el equilibrio ecológico de la Tierra en la segunda mitad del siglo”. Los árboles y los bosques son también cruciales para ayudar a cumplir los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), dado su papel en el ecosistema.
Mireya Pozo, profesora de la Facultad de Ciencias de la Vida de la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol), señala que al plantar un árbol también se está dando un hábitat para las especies y una zona de aprendizaje para los jóvenes. “En la ciudad, en vez de encementar el patio de las casas la gente debe sembrar árboles como una contribución a los problemas climáticos”, sugiere. Agrega que si esto se cumple, los insectos, reptiles y aves tendrán “un corredor natural” en el que puedan desenvolverse con facilidad.
Una de las organizaciones que promueven este tipo de iniciativa ambiental es la Fundación La Iguana, que en 5 años ha logrado la plantación de 2.500 árboles en zonas urbanas de 4 ciudades.
Andrea Fiallos, directora de la organización, explica que los árboles plantados son nativos. En el caso de Guayaquil, se han ocupado espacios para sembrar algarrobos, aromos, fernán sánchez, cascol y guayacán.
Fiallos menciona que todos los árboles plantados son georreferenciados para hacer un monitoreo de cada uno de ellos y asegurar su supervivencia. A inicios del mes, La Iguana realizó una campaña para sembrar árboles en un tramo de la vía a Samborondón y este año tienen como meta repetir la actividad en otras 10 ciudades con 10.000 árboles.
En marzo pasado, el Ministerio del Ambiente inició a nivel nacional un proceso de reforestación. En ese mes se logró sembrar 300 mil árboles en sitios claves de todo el país. La propuesta llamada ‘Mi Bosque del Futuro’, además de la reforestación, contempla un componente de educación ambiental.
Por ello se realizan capacitaciones a instituciones públicas, privadas, educativas y comunidad civil, para explicar los principales servicios ambientales de los bosques. En la primera fase se trabajó en 63 instituciones educativas y se llegó a sensibilizar a 10 mil estudiantes. Durante este año se realizarán 4 jornadas de reforestación. El segundo evento se desarrollará este mes, el tercero en mayo y el último en noviembre.

Fuente: El Telégrafo | ElProductor.com

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