Miel, polen, propóleo, jalea real, cera o material vivo es lo que pueden obtener quienes se dedican a la apicultura, una actividad que resurge con fuerza en el país.
Ecuador tuvo su apogeo apícola en la década de los noventa del siglo pasado. Hasta 1993, por ejemplo, se habían registrado 38.500 colmenas. Sin embargo, en los años posteriores, la actividad decayó debido a la desaparición de los programas apícolas gubernamentales.
Desde 2015, sin embargo, para fomentar la expansión de la producción doméstica, el Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca (Magap) reactivó el Programa Nacional de Apicultura (Pronapis).
Geovanni Chamba, responsable técnico del Pronapis, informó que la producción promedio de miel es de 10,2 kilogramos por colmena al año pero, con la estrategia que desarrolla el Magap, se busca que el país aumente su promedio nacional a 15,2 kilogramos por colmena por año.
En un estudio del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), elaborado en 2015, se indica que Ecuador consume 601 toneladas por año, pero apenas produce 200.
Debido a esto, según datos del Banco Central del Ecuador (BCE), entre 2000 y 2011 se importaron 1.615 toneladas métricas de miel, con precios que oscilaron entre $ 4.500 y $ 5.030 por tonelada. Andrés Miño, coordinador del Pronapis, afirmó que el proyecto fomentará la existencia de más abejas, la capacitación de apicultores y el manejo adecuado del cultivo.
La estrategia de reactivación tiene tres puntos básicos
Debido al déficit de miel que existe en Ecuador, el Gobierno Nacional impulsa una estrategia con tres aspectos: nutrición apícola, transferencia de tecnología y manejo. Chamba explicó que, según el análisis de la problemática apícola ecuatoriana, la nutrición es un punto importante para mantener colmenas vivas y fuertes, para lo cual el proyecto apunta a crear una cultura de nutrición de los apicultores a las abejas.
En relación a la transferencia de tecnología, se capacitará en el cambio de cera y de reinas. A tal efecto, la estrategia contempla que las asociaciones de cultivadores participen en un trabajo de tres días de campo con apicultores de mayor experiencia, quienes transmitirán sus conocimientos a los más jóvenes, para lograr un relevo generacional. Y ello en razón de que la mayoría de apicultores nacionales tiene entre 50 y 76 años.
El Magap preparará a 36 profesionales para ofrecer asistencia técnica y apoyo a apicultores de las 23 provincias del país, excepto Galápagos. También los técnicos recibirán capacitación y equipos de protección adecuados, lo cual les permitirá contar con las herramientas y los conocimientos necesarios para apoyar la reactivación apícola.
“El reto propuesto es pasar de una apicultura extractivista a una apicultura sostenible y tecnificada, desarrollando nuestro propio modelo de producción”, dijo Chamba, quien agregó que ahora ya se efectúa una apicultura trashumante, que significa que los apicultores siguen a la floración y no permanecen en un solo sitio. Indicó que, con un manejo técnico adecuado y con reemplazo de reinas y cera, el sistema trashumante puede producir hasta 45 kilos por colmena. “Sin abejas no hay desarrollo agrícola”, afirmó Andrés Miño, para destacar la importancia de estos insectos en la polinización de las plantas y los diferentes cultivos.
Además, consideró que Ecuador tiene condiciones para lograr ese propósito, pues la apicultura puede efectuarse desde los 80 hasta los 3.400 metros sobre el nivel del mar.

Fuente: El Telégrafo | ElProductor.com

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