Los bosques tropicales húmedos altoandinos, conocidos como Polylepis -género botánico con  árboles  cuyas ramas se entrelazan- están entre los hábitats más amenazados. Son ecosistemas distribuidos  en las altas elevaciones de los Andes centrales y en el norte del Ecuador.

Un reciente estudio científico comparó la comunidad de mamíferos pequeños en dos parches de bosques altoandinos de Polylepis, uno prístino y otro intervenido por tala hace 50 años, que está  en proceso de regeneración.

Jorge Brito, investigador mastozoólogo del Instituto Nacional de Biodiversidad (INABIO) y uno de los autores de la investigación,  menciona que las reformas agrarias que  se iniciaron en la década de 1960 del siglo XX aceleraron la pérdida de bosques de Polylepis y de  páramos para dar paso a las actividades agropecuarias.

De ahí que el ecosistema esté fragmentado y hoy sobreviva en parches discontinuos. El impacto es milenario ya que las culturas de antes de la colonización española ya lo talaban porque los troncos eran fuente combustible para chimeneas, fogatas  y cercas, dice Brito.

Los dos bosques analizados están en la zona de amortiguamiento de la Reserva Ecológica El Ángel, ubicada en la provincia de Carchi, es decir, limitan con un área protegida. “De hecho, el bosque primario es parte de un área de conservación de la hostería Polylepis Lodge. Se estima que algunos de sus árboles  tienen más de 1.200 años. De ahí también que a estos se los denomine como bosques milenarios.  El otro  está fuera de la hostería”, explica.

La indagación requirió el uso de dos rejillas con trampas para capturar los ejemplares de mamíferos pequeños no voladores  y  comparar las poblaciones.

Una de las conclusiones es que las especies  especialistas de hábitat están fuertemente ligadas al bosque primario. Un ejemplo es el  Thomasomys aureus, que predomina en el área no tocada. “Es  un ratón arborícola, de los más grandes de la cordillera de Los Andes, que vive, se mueve y construye sus nidos en los árboles”.

Mientras, la especie más abundante en el bosque intervenido fue otro ratón del mismo género (Thomasomys paramoru), el cual es “bastante generalista de hábitat, es decir, puede estar en un bosque prístino o intervenido. Lo que  determinamos  es que el tipo de bosque o la degradación de los bosques tiene una importancia más directa (impacto) en las especies especialistas”.

El biólogo recalca que la importancia de los bosques de Polylepis  radica en que  este tipo de árboles alberga fauna que se  camufla tras las intrincadas ramas   y también es fuente de comida para  especies más grandes. “Allí hay alimento para otros animales, como algunos felinos, tigrillos, son una especie de reservorio de alimentos y esa es la función de los ratones, ser parte primaria de la cadena alimenticia, de una gran cantidad de carnívoros”.

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