Frutos gigantes son el resultado de la producción que ha sido retomada en el cantón de Cotopaxi.
A 2.169 msnm sobre la cordillera andina se asienta Sigchos, el séptimo cantón de Cotopaxi, donde sus agricultores impulsan la producción y la comercialización del zapallo, y rescatan su valor alimenticio.
Para conseguir este objetivo, se impulsó desde 2016 la Feria del Zapallo, antes de los días de Semana Santa.
Según Everaldo Arguello, uno de los interesados en preservar este producto, la iniciativa comenzó con 70 agricultores, y en la actualidad son 80 familias que han formado la Asociación de Agricultores San Miguel de Sigchos. Trabajan en 2.800 hectáreas.
Aunque la tarea actual es solo la siembra de la hortaliza, está en proyecto mejorar el sistema de comercialización, para obtener mejores precios y conseguir su transformación en bienes alimenticios que puedan ser vendidos en los mercados del país.
Apoyo
Arguello, quien se desempeña como gerente de la Cooperativa de Ahorro y Crédito San Miguel de Sigchos, entidad que ha apoyado técnica y financieramente a los agricultores, sobre todo dedicados a la producción de zapallo, lamentó la suspensión de la feria 2020, debido a la emergencia sanitaria en el país. Pero mencionó que se ha logrado incentivar la siembra y obtener semilla de buena calidad, muy apetecida en otras zonas agricultoras de Ecuador.
El resultado de adquirir zapallos de gran tamaño se debe a que “la tierra de Sigchos es bendecida, que ha permitido que el producto se desarrolle en cantidad, peso y calidad”, aseguró el experto.
Otro de los beneficios obtenidos es que el cantón, que tiene un gran potencial ganadero y agrícola, se convierta en un destino obligado, sobre todo en Semana Santa, para la compra directa del fruto.
Sigchos es un pueblo que se encuentra en la vía que conduce al volcán Quilotoa, donde también existe producción de vino de mortiño e industrias lácteas.
Tradición
El zapallo es una planta rastrera o trepadora muy vigorosa, que crece en seis meses, aproximadamente, y tiene la carne amarilla-anaranjada. Ha formado parte de la dieta alimenticia de los pueblos andinos desde tiempos prehispánicos, según el Patrimonio Alimentario del Ministerio de Cultura.
Arguello comentó que la siembra se realiza entre septiembre y octubre, para cosechar en Semana Santa, considerando que es uno de los ingredientes de la fanesca, plato tradicional de la época.
Esta hortaliza era sembrada solo para consumo familiar. Preparaban coladas, sopas o locros, alimento que también era compartido a los invitados.
Sin embargo, dada la demanda, se está plantando en otros ciclos para contar con este alimento todo el año.
