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Por: Tarsicio Mosquera,  Ing.  Agrónomo 

Capaces de causar pérdidas notables en el peso del racimo; de habilidad extrema para destruir las raíces y el rizoma; fundamentales en el incremento del porcentaje de Plantas caídas y determinantes en la disminución de la productividad, los nematodos fitoparásitos podrían calificarse como el “enemigo oculto” de la producción bananera.

A diferencia de otros patógenos y plagas, usualmente visibles, los nematodos se mantienen “ocultos” y su potencial de daño no se aprecia sino  hasta cuando las pérdidas son marcadas.

Adicional al daño radicular, los nematodos colaboran, con la presencia de hongos y bacterias que prolongan el deterioro del sistema de anclaje y absorción de la planta.

En esta perspectiva, la expectativa creada por la presencia de Fusarium odoratissimun (antes Fusarium oxysporum f.  sp. cubense raza  4 tropical), recientemente en América, realza la importancia del manejo y control de los nematodos, puesto que, algunos estudios reportan que la incidencia o severidad del fusarium se incrementa por la posible relación de este hongo del suelo con el o los nematodos lesionadores de la raíz, con  la base de que esta relación es más biológica y fisiológica que física.

De modo pues, que se deben volver a poner en práctica todas aquellas herramientas para el control de estos fitoparásitos tales como: usar material sano en siembras y resiembras; manejo de malezas hospederas, fertilización apropiada e incorporación de materia orgánica, y el control químico y biológico entre otras.

De hecho, el control de nematodos tendrá como objetivo la reducción de las poblaciones a niveles por debajo de los parámetros críticos para minimizar su efecto negativo en la cadena de producción ya que la erradicación de estos parásitos es prácticamente imposible.

Si, una vez que las diferentes prácticas de manejo del cultivo se han implementado, los problemas subsisten, habrá que recurrir al control químico, que normalmente es el método más común y eficiente en el control de esos fitoparásitos.

Para determinar el tipo de tratamiento a seguir, se deben conocer: La eficacia del nematicida elegido, condiciones climáticas reinantes, dinámica poblacional, el peligro de biodegradación y los riesgos ambientales.

Finalmente, para comprobar el éxito del control, es necesario efectuar el conteo de población y el chequeo visual de las lesiones, el cual indicará el estado de salud del sistema radicular.

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