Autoridades continentales impulsan la creación de un Fondo del Café Africano (FCA), cuyos aportes financieros deberán apoyar la recuperación del sector e incentivar las exportaciones, confirmó una fuente oficial.

El FCA estaría controlado por el Banco Africano de Importación y Exportación (Afreximbank), dijo la comisaria de Agricultura, Desarrollo Rural, Economía Azul y Medio Ambiente Sostenible de la Unión Africana, Josefa Sacko, en declaraciones a la agencia angoleña de prensa.

A juicio de la ingeniera agrónoma, el fondo podría contribuir a la sostenibilidad de los sistemas de producción y comercialización del café, pues numerosas plantaciones dependen de campesinos con escasas posibilidades económicas.

Según explicó, la contribución de África al comercio mundial del grano registra una considerable disminución, al pasar de 22 millones de sacos de 60 kilogramos en el decenio de 1970 a 16 millones en la actualidad.

En sus mejores momentos, el continente llegó a aportar el 30 por ciento de la producción global del surtido, apreció la especialista, quien también lamentó el declive cafetalero en Angola.

Al decir de la comisaria, sería conveniente el fomento de cooperativas para la reanimación del sector en este país, así como el desarrollo de alianzas público-privadas con vistas a construir cadenas de valor resilientes y sostenibles.

La también exsecretaria general de la Organización Interafricana del Café recomendó una reformulación de la estrategia nacional para la producción y comercialización en la rama, tomando en cuenta los desafíos existentes, entre ellos el bajo rendimiento agrícola y la reducida capacidad de procesamiento industrial.

Para la experta angoleña, otro asunto preocupante es el envejecimiento de la fuerza de trabajo habitual en la caficultura, pues la mayoría de los campesinos son hombres de edad avanzada.

La guerra en este país del África austral (1975- 2002) desmanteló los circuitos comerciales y trastocó el sistema de extensión rural del estado para el cultivo en análisis, al punto que cerca del 90 por ciento de la producción nacional es hoy en día de tipo familiar por medio de pequeñas y medianas empresas, juzgó.

Además, sopesó, muchos campesinos también se dedican a otras siembras de subsistencia alimentaria y productos de renta, dejando en segundo plano las atenciones a las plantaciones de cafeto.

La falta de acceso a formas de financiamiento impide a los pequeños agricultores mejorar sus prácticas culturales, con el fin de obtener productos de mejor calidad y aumentar los rendimientos, resumió.

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